5G: ¿Queremos un Internet más rápido o un mejor Internet?
El Gobierno inició la licitación de esta red, que debería traer mejoras tecnológicas y que cumple con una necesidad transversal. Pero una sociedad digital, no necesariamente tiene que ver con un conexión más veloz, sino que con otros aspectos. Un "salto" tecnológico no necesariamente implica un mejor mundo o una mejor vida. Puede que en unos años con un 5G robusto, el gran tema sean los efectos colaterales como las interacciones humanas.
El Presidente Sebastián Piñera anunció un importante paso para que Chile cuente con tecnología 5G al comenzar el proceso de licitación para implementar la tecnología, pero quizás cuando ésta sea una realidad, el problema ya no serán las brechas digitales y la velocidad, sino que cómo realmente queremos construir nuestra sociedad digital. Este planteamiento es digno de debatirlo actualmente en Atacama y el país, a propósito que en Estados Unidos ha surgido la idea que el contacto entre las personas se está convirtiendo en un bien preciado.
Un artículo del Diario New York Times publicado hace unos meses titulado "La interacción humana es un lujo en la era de las pantallas", plantea que "cuanto más adinerado eres, más gastas para no tener pantallas cerca de ti" a propósito que personas de clase alta buscan potenciar el desarrollo humano y que sus hijos jueguen con bloques y vayan a escuelas privadas libres de tecnología. Vivir sin celular, no contestar correos y evitar redes sociales, incluso es sinónimo de estatus.
Independiente de que las dinámicas de los países son distintas y que puede haber incluso un "clasismo" escondido, lo planteado al otro lado del mundo y la aparición del 5G deben llamar nuestra atención en la confección de nuestra sociedad digital. Hoy nos quejamos de la mala conexión o la brecha del Internet, pero puede que mañana el 5G logre aplacarlos y el tema sea el efecto colateral -que por cierto ya vivimos en tiempos actuales- de la dependencia a una pantalla chica o grande.
Lo planteado nos invita a repensar nuestras interacciones humanas, especialmente con los niños y especialmente en tiempos de pandemia. El confinamiento puede provocar una dependencia a la tecnología, provocando un efecto negativo en el desarrollo de las personas. En el caso de los menores de edad que pasan más de dos horas en la pantalla, el artículo plantea problemas del lógica y lenguaje, según un estudio realizado a 11 mil niños. Cuando hablamos de un "salto" tecnológico no significa necesariamente que tendremos un mundo o una vida mejor, si es que no mitigamos otros impactos que están presentes y pueden potenciarse en corto plazo.
¿Queremos un Internet más rápido o un Internet mejor? es la pregunta de rigor, que debemos responder aunque desde esta tribuna la respuesta es la segunda. Esto se logra con un equilibrio entre las interacciones en la red y las humanas, especialmente, en lo referente a las nuevas generaciones.