El senador de la UDI David Sandoval agitó ayer más las aguas al interior de Chile Vamos al abrirse a apoyar el retiro del 10% del fondo de pensiones. "No habiendo otra propuesta (...) evidentemente hay que echar mano a este tipo de recursos", dijo el parlamentario, quien con esto va dando luces en un camino que será largo, pero que va tomando forma en un sentido.

La grieta o puerta abierta por 13 diputados de Chile Vamos, parece profundizarse o estar más abierta con estos dichos. Con el apoyo de los senadores de oposición al retiro -al menos eso se desprende de sus declaraciones en los últimos meses- , más uno al menos de la UDI, el Gobierno suma dolores de cabeza y para peor no sigue entendiendo lo que está pasando. El ministro del Interior, Gonzalo Blumel, dijo que el "populismo" ha empezado a entrar en Chile Vamos, mientras que el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, insiste que los proyectos del Ejecutivo son "superiores a lo que plantea el 10%".

Lo que ocurre hoy es que hay políticos de una coalición, que -al igual que miles de chilenos- están desesperados, pero no por las deudas, sino que por ir buscar "salvavidas". Unos, según su visión, para la gente que no recibe ni recibirá los aportes del Estado, otros que buscan evitar que la coalición quede como la que no dejó sacar su dinero a los chilenos, otros que buscan mejorar el descrédito de la política, otros que quieren a un UDI en Interior y otros efectivamente con un afán populista.

Blumel muestra una visión muy reducida para un problema muy amplio y que cada día pone más cuesta arriba la gestión gubernamental. No debe olvidar que en la misma coalición hubo varias abstenciones -como de la diputada Sofía Cid- y el diputado Nicolás Noman no llegó a votar, sin que haya dado explicación alguna, por ende no es algo que se remite a 13 parlamentarios.

En algún momento se pensó que en Chile era imposible vivir un estallido social como el del 18 de octubre al considerarse un país "tranquilo". En algún momento se pensó que el tema AFP no se tocaría dada la postura transversal de Chile Vamos.

El Gobierno debe entender que un giro de sus parlamentarios no es solo por populismo, sino que por otros factores propios de una pandemia y que persuadir con sus ideas, como dice Briones, va a ser saliva, tiempo y dinero mal gastado si es que no cambia los focos y sienta la base que a pesar de los esfuerzos fiscales hay mucha gente que sigue quedando fuera.

En este mismo espacio ayer se advirtió que no puede evitar el debate y que lo de los 13 diputados le seguirá pasando en otras instancias. La declaración de Sandoval lo confirma y seguramente habrá más sorpresas.

El próximo 3 de agosto se cumplen dos años desde que entró en vigencia la ley que prohíbe la entrega de bolsas plásticas en el comercio a nivel nacional. Esta ley ha generado un cambio radical en el consumo y se ha transformado en un fuerte impulso para la transición del país hacia una economía circular.

En su primer año de implementación en el retail y los supermercados, se ha logrado sacar de circulación más de 2.200 millones de bolsas plásticas, cifra que aumentará cuando, a partir del próximo mes, se sumen las micro, pequeñas y medianas empresas, como los almacenes de barrio, cerrando todo el circuito comercial al uso de bolsas plásticas.

Contrariamente a lo augurado por algunos pesimistas, los consumidores reaccionaron a la altura de la urgencia y han internalizado el hábito de usar bolsas reutilizables o biodegradables.

Pero, pese a todo, estamos muy lejos de eliminar totalmente las bolsas plásticas y todo ese mundo de objetos y productos que usamos a diario.

Según cifras globales, anualmente se usan más de quinientos mil millones de bolsas de plástico a nivel mundial. La mitad se desecha luego del primer uso y tan solo entre el 1 y el 3% se reciclan. El resto acaba en cualquier parte, contaminando los suelos y el agua con partículas de micro plástico.

El Día Internacional Sin Bolsas Plásticas este 3 de julio, fue un recordatorio de nuestro compromiso por reducir al mínimo el uso del plástico, en momentos en que el consumo de artículos plásticos se ha disparado debido a las necesidades generadas por la pandemia del COVID-19.

El uso obligatorio de máscaras y la necesidad de utilizar guantes, batas, bolsas y otros elementos por parte del personal de salud, así como el aumento de envases para comida y embalajes del comercio distribuidos por delivery, han provocado un verdadero shock de plástico en el medio ambiente.

Solo en marzo, China exportó a países afectados por el coronavirus alrededor de 3.860 millones de mascarillas, 37.500 millones de trajes de protección y 2.840 millones de kits de detección de COVID-19, todos con componentes plásticos.

Ante otra posible oleada de desechos plásticos cuando el mundo retome sus actividades normales, los gobiernos y las empresas deben abrir oportunidades para la innovación y el ecodiseño, en la búsqueda de materiales biodegradables, reciclables y de bajo costo, que permitan acelerar la transición hacia un mundo sin plásticos.

Que el planeta haya parado por una pandemia, no significa que los problemas que lo aquejan hayan terminado. La lucha contra la contaminación debe continuar o pronto seremos víctimas de una nueva y destructiva pandemia: la pandemia del plástico.

El pasado miércoles la Cámara de Diputados aprobó el Proyecto de Ley que permite retirar, por única vez, hasta un 10% de los ahorros previsionales de los trabajadores, con un mínimo de 35 UF y máximo de 150 UF. Esta solución, atractiva por su inmediatez, tiene efectos importantes que pareciera han pasado a segundo plano. Esta opción siempre debió haber sido la última y se entendería en países sin capacidad de endeudamiento fiscal, lo cual no es el caso de Chile.

El primer argumento obvio en contra es que disminuirán las pensiones futuras. Se estima una baja entre un 1% y un 9%, considerando que los dineros no sean restituidos. Si los montos son restituidos, tal como lo menciona el proyecto, este problema será atenuado. Por otro lado, al estar los fondos invertidos en acciones y otros instrumentos financieros, muchos tendrán que ser liquidados para poder ser entregados, disminuyendo la rentabilidad de los fondos retirados y de los no retirados, afectando a las grandes empresas donde estos fondos están invertidos. Esto ya se vio reflejado en la caída del IPSA, siendo la bolsa que más cayó en el mundo el día jueves.

Finalmente, y a nivel de país, de lo que se entiende del proyecto hasta ahora, es que el Estado estaría endeudado con los fondos de pensiones a una tasa de interés equivalente a la tasa de rentabilidad de los fondos. En este sentido, hubiese sido mucho mejor que Estado salga a buscar estos fondos a los mercados internacionales, ya que obtendría una tasa más baja.

El problema principal es, lamentablemente, más político que económico. Si el gobierno se hubiese dado cuenta del rechazo que produjeron sus medidas, debido tanto a la insuficiencia como a la tardanza de éstas, no estaríamos en esta situación. Un IFE que está debajo de la línea de la pobreza y lleno de restricciones, bonos por goteo, veto a la ley que prohíbe el corte de suministros básicos, créditos blandos para endeudar aún más a las personas, y negociaciones políticas que más parecen propias de una empresa negociando con su sindicato, nos han llevado a esta situación. Finalmente, y debido su tozudez e incluso mezquindad, está en camino una ley que al gobierno y al Estado le saldrá mucho más costoso tanto económica como políticamente, mientras que había soluciones mejores, pero no fueron tomadas en cuenta, o fueron implementadas a medias.