El debate por el plan del Gobierno para frenar la pandemia y catalogado como uno de los "peores manejos en el mundo", según la agencia Bloomberg, requiere necesariamente conocer la versión de los mismos involucrados o la llamada "voz de la calle", siendo un grupo de copiapinos el que estuvo dispuesto a dar su testimonio. Bloomberg apuntaba que el país siguió modelos de un país rico cuando había una gran pobreza, pero se quedó corto: en pleno centro de la capital regional no solo pueden encontrarse personas en esa línea, sino que aquellos de la clase media que deben salir a buscar el sustento.
Duras son las historias. Desde personas que debieron dejar a sus familias para evitar contagiarlas,que no tienen herramientas como notebooks para realizar clases online y que tienen bajas pensiones.
Son solo una parte de las tantas historias que se entretejen en las cavidades de la sociedad. Están aquellos que por no cumplir con requisitos no reciben beneficios o aquellos que tienen una renta muy alta para el subsidio a la vivienda, pero una muy baja para que un banco les dé un crédito hipotecario.
El gran problema es que hay un virus en el ambiente, que es un peligro constante, que provoca un miedo diario, principalmente por la opción de infectar a familiares, entre ellos los de mayor riesgo como adultos mayores.
Parece que no hay mucho que hacer. Ya el Estado está teniendo problemas en financiar programas sociales para personas que tienen cierto puntaje en el Registro Social de Hogares y, a pesar que se habla de incluir a sectores de la clase media, miles de personas en Atacama y millones en Chile quedan fuera, debiendo buscar otras opciones.
En Atacama hay muchos que están quedando al medio de todo, como se dice el "jamón del sandwich" de los programas sociales, de los programas de emprendimiento y de otros planes.
Son aquellos que están fuera del radio de Corfo, Sercotec, empresas, entre otros, pero que incuban un lamento muy peligroso. Es aquella clase media invisible para el Estado y los privados. Es aquella que debe subsistir por las suyas, con costosos créditos de consumo y repactaciones que poco y nada le ayudan. Aquella sin otra opción que salir a la calle.