Afrontar una nueva realidad
Se hace imperativo evaluar fórmulas innovadoras para acercarse al desafío de enseñar sin exponer a los estudiantes.
En pocas semanas un mismo virus afectó por igual a miles de ciudades en todo el mundo. Ha sido extraño ver a todos, países desarrollados y no, viviendo lo mismo y enfrentando con una preocupación creciente una problemática que comenzó a sobreexigir a todos los sistemas en sus respectivas naciones. Una pandemia global, sin precedentes en los tiempos modernos, que especialmente ha logrado tensionar profundamente a los sistemas económicos, con el incremento del desempleo y el cese de la actividad productiva.
En el sistema de salud poniendo a prueba a su personal, su implementación y capacidad de atención, valorando de manera transversal el trabajo de todo el personal médico que se enfrenta a un virus desconocido, sin tregua, para salvar vidas.
Pero es el ámbito educativo y la entendible necesidad de no continuar con las clases presenciales, definitivamente una de las situaciones más complejas, por todo lo que implica la inserción escolar en el cotidiano de las familias del país.
Los padres y apoderados han debido generar espacios de estudio, darse los tiempos y buscar, de acuerdo a sus posibilidades, instancias de apoyo para avanzar en lo académico junto a sus hijos. Un desafío no exento de complejidades y que ha sido apoyado desde las comunidades educativas con las herramientas existentes.
La brecha digital que afecta a los alumnos y sus familias hace imposible sostener una virtualidad del proceso escolar, por ello experiencias como las teleclases que se han implementado en canales abiertos se encaminan correctamente para ampliar el acceso a los contenidos.
Iluminar zonas con Internet; seguir ampliando el acceso a tecnología como lo hace Junaeb con sus programas y diversificar la entrega de contenidos a través de redes sociales o mensajería telefónica pueden ser opciones alternativas a la enseñanza presencial, pero en el mediano plazo.
Hoy por hoy y atendiendo a esta nueva realidad, que muy probablemente no cambie aún, se hace imperativo evaluar fórmulas innovadoras para acercarse al desafío de enseñar sin exponer a los estudiantes y sus familias a situaciones que pueden poner en riesgo su salud y, especialmente, de las personas de mayor edad que están vinculados a su crianza.
Cristian González Verasay
Director ONG Supérate