El valor de los datos
Señor director: En torno al debate sobre la rapidez de la entrega de los resultados del Gobierno, quisiera indicar debiesen cuestionarse el encarecido esfuerzo que se está realizando para llevar a cabo la entrega certera y a un tiempo razonable de las cifras.
Soy ingeniero de profesión y, a menudo, trabajo con bases de datos proporcionadas por el Ministerio de Salud, la cual, en todos los Gobiernos tiene un retraso hasta de 3 años en la entrega de la información. Esto, no es por simple flojera sino porque la disponibilidad de las cifras entregadas debe ser los más certeras y transparentes posibles.
Cabe mencionar que, al trabajar con indicadores de frecuencia diaria, estos dependen de una metodología que no son únicas y que el levantamiento de datos se va actualizando cada día para obtener con precisión cifras que toman meses en entregarse en un contexto normal.
Asimismo, basta con mirar el reporte de otros países, del cual Chile se posiciona como uno de los países que entrega con más creíbles en torno a fidelidad de los datos entregados a los organismos internacionales, identificando leves cambios si son comparados. Es fácil juzgar cuando no se tiene conocimiento del valor de cada dato proporcionado.
José Francisco Alcalde
Crisis de 1982
Lo ocurrido en 1982, fue la suma de cinco crisis simultáneas: 1) La productiva, que se tradujo el año 1981, en una menor producción de 14,1%. 2) Del empleo, con 1.200.000 cesantes en el país, una tasa oficial del 21,7% en el gran Santiago. Este porcentaje sobrepasó el 30%, al sumar las personas que estaban en empleos mínimos (PEM y POJH). 3) De la inversión, en 1982 se produjo una inversión bruta de menos 36,8% en comparación con 1981. 4) Crisis externa, por un elevado endeudamiento con la banca internacional, significando que desde 1983 en adelante, el 82,5% de los dineros que ingresen por exportaciones se destinarán al pago de la deuda externa. 5) Financiera, con una gran cartera vencida (no pagada por deudores a las instituciones) y, esa misma deuda traspasada al Banco Central, llegó al 78% del capital y reserva de todo el sistema financiero. Los bancos acumularon miles de deudas impagas, gestionándose el cobro a los avales; la Asociación de Ahorros y Préstamos de la Vivienda cerró sus oficinas en todo Chile. Después, los deudores hipotecarios debieron renegociar el crédito de sus viviendas con el Banco del Estado, extendiéndose a más años el plazo, para pagar deuda. En mi caso, me vi obligado a renegociar en dos oportunidades.
Derico Cofré
Coronavirus
Es imposible que los políticos chilenos puedan contraer el coronavirus: siempre se andan lavando las manos.
Mauricio Pilleux Dresdner
Competencia de autogoles
Ante el agravamiento de la pandemia del Covid 19 en nuestro país, el gobierno y parte de la oposición se manifiestan dispuestos a un acuerdo para enfrentar la crisis a partir de una estrategia común. Dada la gravedad de la situación no parecen haber otras alternativas para los actores políticos. Sin embargo, sus jugadores principales -encarnados en el gobierno y en los principales partidos de oposición representados en el parlamento- concurren con severos hándicaps a este programado encuentro. Se puede decir que vienen de una campaña pletórica de autogoles.El gobierno fracasó en su estrategia inicial triunfalista, con la llamada "nueva normalidad" o el "retorno seguro". El propio Mañalich reconoció que sus predicciones iniciales carecían de todo fundamento y además declaró ignorar las condiciones de hacinamiento en que vive parte de la población. Pero la oposición parlamentaria no lo ha hecho mejor. Ausente políticamente, en ambas cámaras sus integrantes se han permitido espectáculos bochornosos en el último tiempo. No obstante ser mayoritarios, perdieron la Mesa de diputados debido a maniobras traicioneras de sus propios miembros. Y en el Senado está fresco el recuerdo de quienes no dieron su aprobación a la retroactividad en el límite a la reelección de los cargos, aunque hasta eso lo hicieron mal, pues su ausencia o rechazo no tendrá efecto alguno.La pregunta de cara a la opinión pública, entonces, es: ¿tiene sentido este diálogo entre actores cuya imagen está claramente deteriorada? Si nos atenemos a las encuestas de opinión la única forma en que fructifique algún tipo de acuerdo es si ambas partes toman como base la opinión de los especialistas en materias sanitarias, los únicos que gozan de credibilidad al haber advertido desde el comienzo lo que sucedería, sin ser escuchados.Mejor incluso si los integran a una mesa de diálogo realmente resolutiva. Es de esperar que ello suceda en beneficio de la población.
Jorge Gillies, académico de la Facultad de Humanidades y Tecnología de Comunicación Social, UTEM