Durante esta semana, una decena de copiapinos entrevistas por este medio comentó cómo es y cómo será su "nueva normalidad", repartiéndose en una postura de no volver a realizar las actividades que eran una costumbre independiente de las medidas sanitarias y, por otra parte, un grupo que volverá a realizarlas con los resguardos correspondientes.

Se trata de pronunciamientos que pueden dar luces a las formas que se irán dando con el paso de los meses y años, en el que el coronavirus irá "dictando" las reglas de esparcimiento y conviviencia, hasta que se logre encontrar una vacuna.

Si tomamos en cuenta que ésta aún no se desarrolla, podemos pasar incluso años a la espera, por lo que solamente queda ajustarse y reinventarse bajo el paradigma del distanciamiento social. De esta manera la gran incógnita que queda es ¿desaparecerán algunos servicios?

Pubs, restoranes, casino, cines, hoteles y viajes en avión y buses están siendo de los más impactados y, dentro de estos, los que venden comida están teniendo la opción de realizar delivery, pero en los otros casos se están quedando atados de manos.

Para expertos a nivel mundial el gran problema no será volver a colocar aviones en el cielo, sino que los pasajeros vuelvan a subirse a uno, esto a partir de los miedos de contagio. Así se visualiza un difícil repunte de la industria al menos en el corto plazo, lo que inevitablemente golpea a otros sectores como el hotelero y el turismo.

En Corea del Sur volvieron a abrir pubs y discos, pero duraron poco dado el aumento de contagio y a pesar que países han probado medidas de distanciamiento social, este tipo de comercio se basa mucho en la alta afluencia de personas y con menos clientes hay toda una incógnita.

Estamos viviendo una etapa de modificaciones profundas que lamentablemente afectará de mayor forma a sectores, que podrían volver a la "normalidad" o derechamente tendrán que reconvertirse. Esto último sin duda que es un gran desafío y habrá mucha capacidad para salir adelante, ocupando el ingenio y otras habilidades, pero también es clave la guía que puedan dar los gobiernos y por ello se esperan acciones que no solo se remitan a bonos y subsidios, sino que promover transformaciones lo más efectivas posible.

Vivimos días difíciles. La pandemia ha llegado al corazón de Chile, las comunas y barrios más populosos, con un aumento de contagios y de fallecimientos que han obligado a una cuarentena en la casi totalidad de la Región metropolitana y en importantes comunas del norte grande. Era esperable una mayor cantidad de casos detectados, ya que siempre se dijo que en estas fechas estaríamos en el peak, pero da la sensación que este incremento ha superado las expectativas que nos habíamos cifrado y cunde la idea de que este periodo será prolongado, lo que podría llevarnos a enfrentar un escenario tan difícil como el que vivieron países como Italia y España.

Enfrentar la crisis más grande que ha vivido el mundo en sus últimos años requiere esfuerzos excepcionales. Los Estados y gobiernos deben responder a la emergencia generando políticas públicas extraordinarias que implican ingentes recursos para atender las necesidades en materias de salud, educación, seguridad ciudadana, protección de los ingresos familiares, apoyo a las empresas, entre otras. Organismos multilaterales como la OMS, deben promover el acceso al conocimiento científico, a la información, a las buenas prácticas y la cooperación entre países. Las instituciones públicas y privadas, las empresas y gran parte de la sociedad civil han debido adaptarse en corto tiempo a una realidad que llego casi sin dar tiempo para que migrásemos al teletrabajo, a la teleducación, al distanciamiento físico y social.

Todos esperamos que nuestros gobernantes e instituciones se desempeñen razonablemente bien en estas circunstancias. Esperamos que encuentren acuerdos que garanticen el bien común por sobre cualquier otra consideración para superar la crisis sistémica que enfrentamos.

Pero no solo debemos esperar soluciones de quienes detentan el poder y están a cargo de las instituciones. Todos debemos contribuir desde nuestro rol. Lo hacemos sobre todo cuando nos autorregulamos y no esperamos a que nos obliguen a cumplir aquello que todos sabemos sirve para colaborar y cuidarnos. Seguir las instrucciones de higiene, usar las mascarillas, salir solo cuando es estrictamente necesario, mantener distancia física, respetar el toque de queda, son muestras de una población madura y cívica que entiende que gran parte de las posibilidades de éxito dependen de sí misma.

En Atacama no esperemos la luz roja de una cuarentena obligatoria … seamos respetuosos del paso de cebra auto cuidándonos y cuidando a los demás.

Vivimos tiempos difíciles. Según el Banco Central, las medidas para combatir la pandemia han causado la paralización de actividades económicas, provocando un significativo deterioro de las expectativas de crecimiento en 2020, anticipando una recesión tanto en Chile como a nivel global. A pesar de ello, esperamos que, dada la naturaleza del shock, el efecto sea transitorio y la recuperación comience ya a fines de este año.

En tales circunstancias, las familias más vulnerables son las que más sufren. Para evitar que las familias más vulnerables de Chile, con ingresos mayoritariamente informales, hagan frente a la pandemia sin contar con recursos que necesitan, el Gobierno del Presidente Piñera promulgó la ley que crea un Ingreso Familiar de Emergencia, con el que nuestro Gobierno apoyará a cerca de 2 millones de familias en Chile, y a 37.846 familias, en la región de Atacama. Es la política de transferencia directa desde el Estado a las personas con la mayor cobertura que se haya hecho en el país, y que incluye sectores de clase media.

Es un ingreso para las familias beneficiarias durante tres meses, por un monto determinado según el tamaño del hogar y la situación laboral de sus integrantes. Este ingreso será decreciente, considerando que las familias podrán ir retomando sus trabajos con la paulatina normalización de las actividades. El primer mes recibirán el 100% del beneficio, el segundo mes el 85%, y el tercer mes el 70%. En el caso de las familias con adultos mayores que reciben una Pensión Básica Solidaria de Vejez, recibirán dos aportes: uno de $55.250 y un segundo de $45.500.

Los beneficiarios se dividen en tres grupos: a) Hogares pertenecientes al 60% más vulnerable durante los meses de emergencia, cuyos integrantes no reciben ingresos formales; b) Hogares pertenecientes al 40% más vulnerable durante los meses de emergencia, con ingresos mayoritariamente informales; y c) Hogares pertenecientes al 80% más vulnerable, con uno o más adultos mayores con 70 años o más que reciben una Pensión Básica Solidaria de Vejez.

Esta iniciativa es parte del Plan Económico de nuestro Gobierno para ir en apoyo de los trabajadores y sus familias en tiempos de crisis. Hicimos entrega del Bono Covid-19 a las familias más vulnerables, seguimos entregando más recursos a las municipalidades para que ayuden a las familias, y la ley de Protección al Empleo que permite acceder en forma excepcional al seguro de cesantía, manteniendo el empleo. Aún queda mucho camino, y por eso no podemos bajar los brazos. Si contamos con el compromiso de todos vamos a superar con éxito esta pandemia.