Mujer y cambio climático
Queda mucho camino por recorrer para una efectiva igualdad con los hombres. Y el cambio climático es un factor agravante de la desigualdad de género. Según Naciones Unidas, los impactos cada vez más frecuentes e intensos del cambio climático afectan más a las mujeres que a los hombres, a pesar de que contribuyen menos a provocarlo.
Las mujeres representan el 51% de la población mundial y un gran porcentaje de ellas se encuentra en condiciones de pobreza, lo que las pone en una situación de mayor vulnerabilidad frente a los efectos adversos del cambio climático. El 80% de los refugiados climáticos en el mundo son mujeres. Los desastres naturales, como las lluvias torrenciales, las olas de calor, las inundaciones y los huracanes, cobran la vida de más mujeres que hombres, y también son más afectadas por las sequías porque la menor disponibilidad de agua provoca una mayor inseguridad alimentaria que, a su vez, afecta más a las mujeres.
Durante muchos años, el cambio climático se ha presentado como un problema cuyos impactos tenían que abordarse a nivel global y de manera sectorial, priorizando la economía y el medioambiente, sin considerar las desigualdades de género como una perspectiva relevante en su análisis.
Según datos del Instituto Europeo para la Igualdad de Género, más del 80% de los puestos de responsabilidad en materia de cambio climático son detentados por hombres. Lo mismo ocurre en el ámbito científico, del que salen los informes para las discusiones en los foros internacionales.
Aún no hay suficiente comprensión de cómo el cambio climático y la variabilidad climática afectan las relaciones de género, ni de cómo abordar las diferencias de género de manera efectiva en las acciones de adaptación y mitigación.
Lo que está claro es que para detener el calentamiento global, es fundamental e ineludible la inclusión de la mirada de las mujeres en el debate sobre cambio climático.
Giovanni Calderón Bassi, director ejecutivo Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático
Lecciones de los grandes desastres en Chile
Estimado director: Somos un país único en el mundo, donde un sismo grado 5 grado no asusta a nadie. Esto gracias a una norma constructiva sismo resistente de probada eficacia. Si bien los sismos no nos preocupan, sí los desastres naturales como tsunamis y aluviones. Necesitamos ciudades, poblaciones y estructuras sociales con memoria de los hechos representados en planes de reducción de riesgos y una comprensión de nuestros fenómenos naturales. Aún tenemos mucho que avanzar, sobre todo en las técnicas de formulación de instrumentos de planificación territorial, diferenciando zonas de riesgos de habitacionales. La NCh433 nos permitió superar los sismos en edificaciones, corresponde pensar en ciudades desastre-resistentes.
La experiencia internacional indica que los urbanismos resilientes se basan en el control sobre la gestión de suelos por parte de entidades planificadoras con poder local. Esto en Chile no existe aún. El desafío es abrazar nuestra condición de territorio extremo, donde la falta de sistemas de gestión del riesgo es nuestra principal amenaza. Lo bueno es que podemos hacer mucho de cara al futuro de cara a la emergencia climática, donde diversos estudios indican que Chile es uno de los territorios más expuestos.
Francisco Vergara-Perucich y Carlos Aguirre Centro producción del Espacio UDLA.
Campaña Plebiscito
En las próximas semanas veremos cómo cada una de las propuestas para el plebiscito de abril tratará de validar en Chile una posición de mayor valor. Mientras el "Apruebo" buscará apropiarse de las demandas del movimiento social, el "Rechazo" lo hará vía el argumento de la poca necesidad de tocar la Constitución actual para producir los cambios urgentes que atiendan a un país desgastado, violentado y lleno de expectativas. Ambos se juegan su madurez política en esta pasada. En estos pocos días que llevamos de campaña hemos visto más titulares y slogans que un despliegue profundo de contenidos que expliquen con razón y no con demagogia el llamado a votar por alguna opción.
En un contexto país lleno de incertidumbre, violencia y amenazas de no validar los procesos sino son los resultados esperados, hay quienes quieren comunicar con palomas, panfletos, deditos para arriba y uno que otro comercial con rostros que su opción es la mejor. Si lo que cada postura busca verdaderamente es comunicar, se debe entender que en la cultura actual hay que pasar de informar a dialogar y, en vez de vender a invitar.
Tenemos 50 y pocos días para que Chile pueda revisar ambas opciones y optar. Nos enfrentamos a este panorama con una fragmentación de mensajes como nunca se ha visto.
Sebastián Goldsack, académico Facultad de Comunicación Universidad de los Andes