A seis años del proyecto de sirenas
Pese a los avances tras el 27F, quedan materias pendientes ante tsunamis y terremotos, como el sistema de alarma en la costa. Si bien se entiende que la instalación de sirenas ante un tsunami se haya pospuesto para concentrarse en la recuperación ante el 25M, seis años es demasiado tiempo para una zona con peligro latente.
Es inevitable que al cumplirse diez años de un evento de tal magnitud como el 27F, lleguen los recuerdos y balances de un hecho que no es inédito y que no lo será, dada la alta sismicidad a lo largo del país. En Atacama, hay una laguna sísmica tras el megaterromoto y tsunami de 2022, lo que hace imperiosa una preparación adecuada. En este mismo espacio editorial se abordaron las carencias y lecciones pendientes como las políticas habitacionales, donde la construcción de casas y recintos en zonas de riesgo sigue sin control, pero parece que hay más que corregir. En el caso de Atacama, está pendiente del proyecto de sirenas de alerta ante un tsunami, el cual fue reformulado y pasará a tener 63 dispositivos desplegados por el borde costero en una medida que corresponde, pero que parece tardía.
La iniciativa fue aprobada hace seis años, pero ha sufrido modificaciones que son naturales como todo plan, pero que la ampliación del borde costero, lo que llama la atención porque no es nuevo que hayan más ocupaciones como tomas costeras que ya llevan años.
Ya en 2016 se había detectado que no se consideraron territorios como Chañaral de Aceituno, según se debatió en el Consejo Regional por ese entonces.
Y aunque se puede entender que sea una iniciativa compleja al tener una inversión millonaria y que se haya pospuesto para enfrentar la emergencia de los aluviones de 2015, seis años es demasiado para un peligro latente o ¿basta con un mensaje de texto como los que envía Onemi para las emergencias?
Por otra parte, el geólogo y académico de la Universidad de Atacama, Miguel Cáceres, advierte que "hoy en día todo el mundo habla de aluviones", pero que se deja un "poco de lado" las otras catástrofes.
Lo que menciona Cáceres tiene consistencia dado que es hasta natural enfocar todos los esfuerzos en el presente y olvidarnos del futuro. Pero también esto nos hace preguntarnos sobre el rol del ciudadano común, si conoce las zonas de seguridad de sus hogares de sus trabajos, si sabe si las instalaciones cuentan con las medidas adecuadas y si, aunque suene irrisorio, está dispuesto a proteger primero la integridad por sobre dispositivos como televisores.
En esto, hay que ser justos y como lo han reconocido desde distintos sectores, Chile está mejor preparado con más planes de prevención, instalación de señaléticas y ensayos como simulacros que se hacen cada año. Y debe ser así dado que somos un país sísmico con eventos que no son para el recuerdo, sino que para estar en alerta constantemente.