¿Justicia social?
El diagnóstico ya está claro por todos. Es indudable que las múltiples peticiones sociales son totalmente legítimas, y que debemos avanzar hacia un Chile más justo y equitativo, sin abusos y con igualdad de oportunidades. En base a ello, ya es tiempo de construir y no de destruir; ya es tiempo de avanzar y no seguir retrocediendo.
Con el paso de tiempo, he visto con mucha preocupación como un legítimo movimiento social es secuestrado por una serie de gremios y dirigentes que no son parte de la solución, muy por el contrario, con sus constantes llamados a paros y marchas solo avalan consciente o inconscientemente a los violentistas para que sigan destruyendo. Lamentablemente el mundo de la Educación no está ajeno a ello. Es alarmante que este ámbito tan fundamental, que debería ser sinónimo de equidad e igualdad de oportunidades, se convierte en todo lo contrario. Que las escuelas particulares sigan teniendo clases ya sea en horario reducido o no, que las escuelas subvencionadas envíen material y citen a los alumnos con situaciones pendientes, preocupándose por ellos; y que las escuelas municipales a más de 40 días del estallido social, que atendemos a los estudiantes más vulnerables, aún no hagan nada por ellos, demuestra claramente que la justicia social y educacional no está entre las prioridades. Es desconcertante que la creación de la inédita Mesa Comunal de Educación (debería mantenerse para analizar resultados), compuesta por el alcalde, directores, jardines infantiles y Colegio de Profesores; no hayan pensado nada en lo educativo, y solo se dedican a mandar comunicados expresando que "no están las condiciones" para retomar clases. Es una pena ver como los que rasgan vestiduras por la justicia social mandan a sus hijos a escuelas que si están haciendo actividades, y dejan de lado a sus propios estudiantes.
Juan Pablo Pedreros Santana, licenciado en Educación Diplomado en Liderazgo Educación
Carta abierta
Dramáticos son los testimonios de pequeños y medianos empresarios del comercio, los servicios y el turismo que desde hace 42 días han sido víctimas de saqueos, incendios y diversos actos de la más cruda violencia, lo que los ha dejado prácticamente en la calle, viendo como el trabajo de toda una vida desaparece a manos de violentistas que nada tienen que ver con las justas demandas sociales de la ciudadanía.
La inseguridad en las principales ciudades del país durante todo este período, ha impedido a nuestro sector operar con normalidad afectando gravemente sus ventas. El pasado mes de octubre, ellas arrojaron la caída histórica más grande en 28 años, y para noviembre el panorama no se vislumbra mucho mejor. Por estas razones el comercio, los servicios y el turismo no pueden esperar más.
Las autoridades tienen la obligación encontrar urgentemente una solución institucional que nos permita volver a trabajar con normalidad, garantizando las condiciones mínimas de seguridad, especialmente para los colaboradores y consumidores de nuestras empresas.
Estamos contra el tiempo. En estas dramáticas horas que vive Chile, todos los actores políticos deben condenar la violencia de manera total y absoluta, e impulsar adicionalmente y a la brevedad, la agenda de seguridad que ha sido propuesta por el Gobierno, dotando así a las policías de las herramientas necesarias para lograr el objetivo de paz que todo el país exige y anhela.
Manuel Melero, presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Chile
Austeridad
En tiempos difíciles o no, cuando se opta por ser austero no se puede exigir serlo a los demás, como requisito "sine qua non" para concretar la decisión, que debería ser permanente. Basta con dar el ejemplo, sin enredar el accionar. Las circunstancias gravitacionales se encargan del resto.
Jorge Saavedra
Los ojos de Chile
En estas últimas semanas hemos tenido una masiva reivindicación de los derechos por parte de la ciudadanía, con un costo altísimo para muchos adultos jóvenes que son parte de más de 200 pacientes que han presentado Trauma Ocular. Muchas de las lesiones sufridas tienen como consecuencia la pérdida de la visión de forma severa, permanente e irrecuperable, en el ojo afectado, causado por el uso de armas con balines. ¿Como pudo ocurrir esto? ¿Por qué tanta violencia?
Como ciudadana, me preocupa que esto siga pasando y que no veamos en el horizonte, un final cercano. Y como oftalmólogo, observo como siguen produciéndose manifestaciones, unas pacíficas y otras no tanto, con efectos secundarios, a los ojos de Chile. Sea por el uso de las bombas lacrimógenas, que determinan una irritación en las mucosas oculares, de nariz y garganta, como por el uso de los láseres que pueden producir quemaduras a la retina, con consecuente disminución de la agudeza visual.
Dra. Maria Isabel Ferraz Bueno Docente Oftalmología- USACH- Hospital San José