El estallido social que está viviendo Chile plantea más dudas que certezas. Primero con la ola de violencia que, como lo han planteado actores de relevancia, no se tiene real certeza de lo que está pasando y luego con las manifestaciones pacíficas. En ambos casos, hay un punto en común: no se sabe cuándo terminarán.
Habría que partir diciendo que las demandas ciudadanas no son nuevas y se arrastran hace años. No se trata de aquellas que circulan entre los vecinos, sino que las manifestadas en grandes protestas como las de las mujeres del 8M o para contar con un mejor sistema de pensiones.
Encuestas también dieron ciertos atisbos. El Índice de Bienestar 2019, registró una baja en la percepción de bienestar de los habitantes del país, marcada por el aspecto financiero. El índice pasó de un 34% a un 26%, mientras que el futuro se veía con pesimismo.
En estos días, la sentencia que ha rondado es que "no pensábamos que estaban tan mal" y que Chile era un país "modelo". La pregunta es ¿un modelo para quién? ¿para los otros países, que ciertamente lo ven como un ejemplo? o ¿un modelo para la ciudadanía?
No puede negarse que Chile ha avanzado en la reducción de la pobreza, tiene una inflación controlada y a pesar que no ha tenido un buen crecimiento económico este año, en 2018 lo lideró a nivel latinoamericano, entre otros aspectos. Sin embargo hace años ya la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) -la misma en la cual nos gusta tanto compararnos- explicó que habían temas a resolver. "Sigue siendo una sociedad altamente desigual en cuestión de ingreso, riqueza y educación", informó en 2015.
¿En qué punto el gobierno o los gobiernos apretaron mal la tuerca? ¿será que se puso demasiado énfasis a temas como el migratorio -que hoy no aparece en ninguna parte de las principales demandas ciudadanas- y le faltó en otros?
Hay una frase cliché que dice que el "mundo va cambiando constantemente", pero lo ocurrido escapa a todos los parámetros y eso es lo que más preocupa. La pregunta es cómo es posible pasar de un "oasis" como dijo el Presidente Piñera a una "guerra", como él mismo lo mencionó de forma desacertada porque no estamos en una situación así?
Quizás se vio a un Chile demasiado tranquilo o cómodo en su living, pero con un olla a presión que finalmente estalló en su cocina. Deber de todos es apuntar al diagnóstico para levantarse como un país potente, pero con naturales deficiencias y no como un "jaguar", como se decía llamar en los noventa.