Una nueva jornada de filas en los supermercados y en los paraderos de buses se vivió en Santiago, aunque las primeras se volvieron más expeditas gracias a la apertura de más establecimientos.

De todos modos, varias cadenas siguen con horarios restringidos debido al toque de queda y cuando sus locales están abiertos, dejan ingresar a los clientes por grupo.

Nuevamente las personas se volcaron hacia el comercio para abastecerse de alimentos y otros artículos. Los almacenes y las ferias son muy visitadas y en algunas tiendas de abarrotes temen por no contar con suficientes provisiones ante la alta demanda y los intentos de ataque que ha habido contra camiones distribuidores. Desde el Gobierno, la cifra de empleos perjudicados ya se estima en 30 mil, y esperan que no haya despidos. Las reparticiones públicas abrieron en su mayoría, incluyendo consultorios y otras oficinas.

Las clases fueron retomadas en muchas comunas de la zona metropolitana, aunque hoy seguirá la suspensión en Santiago, La Florida, Maipú, Ñuñoa, Providencia y San Bernardo. En otras regiones del país, la suspensión se mantiene en varias comunas donde hay toque de queda. Muchas universidades, asimismo, mantienen sus actividades suspendidas e incluso decidieron hacerlo por toda la semana.

En cuanto al Metro de Santiago, además de la línea 1, retomaron sus operaciones las líneas 3 y 6, cuyos vagones pudieron detenerse en algunas de sus estaciones. De todos modos, la línea 1 debió cerrar varias de sus estaciones antes de lo previsto, a causa de las manifestaciones. El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, cifró ayer en al menos US$ 350 millones los daños a la infraestructura pública producto de los hechos de violencia en el país. "Los costos son bastante potentes", dijo en entrevista con T13. "Solo la reconstrucción del Metro y algunos edificios públicos, sucursales de BancoEstado, en fin, (está) en torno a los 350 millones de dólares", precisó.

El índice de la Bolsa cayó 1,65% en la jornada de ayer. Enel marcó caída de 5,38%.

AP/ Redacción

Un día después de que el presidente Sebastián Piñera anunciara un conjunto de medidas para mitigar la crisis que vive el país, decenas de miles de manifestantes se congregaron nuevamente en distintas ciudades del país, incluso a pocas horas de que se iniciara un nuevo toque de queda, que en el caso de la Región Metropolitana se atrasó a las 22 horas, con término a las 04 horas.

Al cierre de esta edición, radio Biobio informaba que el Ministerio de Defensa había firmado el decreto para llamar al servicio activo de carácter obligado a reservistas de las Fuerzas Armadas, segúnconfirmó a ese medio el ministro Andrés Chadwick. El llamado es "para otorgarles un debido descanso por las largas y duras jornadas" a los uniformados que se encargan de la seguridad pública en el Estado de Emergencia.

En las multitudinarias movilizaciones de ayer, las personas desplegaron las mismas demandas sociales que los días anteriores, además de manifestar su descontento por el despligue de militares y el estado de emergencia.

A medida que fue avanzando la mañana, miles se movilizaron en el centro y en otras regiones. El caos volvió a la capital cuando la policía lanzó agua y gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes que se acercaron a las inmediaciones del Palacio de La Moneda, donde también hubo una marcha por la huelga general convocada por algunos gremios. Los manifestantes repelieron la acción lanzando piedras y otros objetos a los agentes.

Al cierre de esta edición, se sumaba una nueva manifestación cerca de la Escuela Militar de Santiago, otra en Vitacura, y se incendiaba un supermercado Líder en Quilicura.

Trabajadores, estudiantes y otras personas coparon la céntrica plaza Italia de Santiago y las calles aledañas, la avenida principal de Valparaíso, la plaza Vergara de Viña del Mar, el muelle de Iquique y la plaza de Armas de Curicó.

Los saqueos volvieron a repetirse, aunque en menor cantidad, mientras en Concepción fue detenido el militar que disparó el día anterior a un hombre, tras diligencias instruidas por el Ministerio Público. La denuncia circuló en redes sociales y se constató que el hecho ocurrió durante el toque de queda.

El Gobierno alemán, el Papa Francisco, la Conferencia Episcopal de Chile y una editorial en The New York Times, reflexionaron en torno a la situación del país y pidieron, transversalmente, el fin de la violencia en las calles. En paralelo, el ex Presidente Ricardo Lagos (2000-2006) reconoció que "seguramente cometí muchos errores".

"Lo correcto es renunciar a la violencia", dijo la portavoz de Ministerio de Relaciones Exteriores alemán, Maria Adebahr, expresando la preocupación del Ejecutivo por los violentos enfrentamientos en algunas ciudades chilenas. La autoridad calificó de "señal en la dirección correcta" la disposición del Gobierno de "acercarse a los manifestantes" al anular el alza de la tarifa del metro.

"Es una señal que seguro puede ayudar a tranquilizar la situación y esto es válido aún más para la disposición anunciada por el Presidente de mantener consultas con los otros partidos acerca de un consenso nacional en materia de reformas, sobre todo en el ámbito social", agregó la representante.

"Ahora es importante que también los manifestantes den un paso y se acerquen al Gobierno, con el fin de que todas las partes regresen al diálogo para abordar y discutir las cuestiones abiertas", puntualizó la funcionaria del Gobierno alemán.

El Papa Francisco también expresó su preocupación, relatando en la Plaza de San Pedro que "sigo con preocupación lo que está sucediendo en Chile. Deseo que, poniendo fin a las violentas manifestaciones, a través del diálogo se trabaje para encontrar una solución a la crisis".

En paralelo, el presidente de la Conferencia Episcopal, obispo Santiago Silva, señaló que "condenamos decididamente todo tipo de violencia, porque daña nuestra convivencia y empeora aún más la amistad cívica y la paz social, fundamentales para construir acuerdos en razón del bien común".

The New York Times publicó una editorial escrita por el rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, quien afirma que "Chile no puede tolerar la tentación de la violencia. (...) El Estado chileno debe seguir comprometido con los mecanismos democráticos: negociar con las fuerzas políticas opositoras, poner oído a la nueva cultura de los jóvenes, avanzar reformas sociales", mientras que el ex Presidente Lagos expresó en Canal 13 que "lo que está pasando es una desconexión entre la élite política y la ciudadanía y todos somos responsables. Yo soy responsable. (...) Seguramente cometí muchos errores".