Chile quedó fuera de su tercera final consecutiva de Copa América tras caer ante Perú en semifinales. Uno de los goles fue con un error del golero Gabriel Arias, criticado por la hinchada en la previa del torneo y agravado por la ausencia de Claudio Bravo. Pero la falla en el duelo de los incaicos tomó otros ribetes que son bastante preocupantes y que nos llaman a tomar acciones serias tanto a nivel de fiscalización como de sociedad.
Esto porque tras el partido, un grupo de inadaptados sociales con aires de grandeza insultaron de forma cruel e injustificada al portero nacional. Incluso llegó a tal el nivel de agresión que muchos de los insultos fueron directamente al hijo de Arias, demostrando una bajeza difícil de explicar.
Es entendible que el chileno se acostumbró a los triunfo con una generación dorada de seleccionados que han entregado alegrías nunca antes vistas al país, pero eso no justifica el trato que se le da a los jugadores a la hora de la derrota, más aún involucrando a familiares e hijos sin tener nada que ver en el tema.
Incluso, hasta la esposa de Claudio Bravo recibió la furia de un grupo de hinchas ofuscados por el resultado de la semifinal de la Copa América frente a Perú. Inexplicable.
Por eso, se hace necesario un trabajo serio por parte de las autoridades y legisladores para que se generen un marco regulatorio para que se fiscalicen las redes sociales en este tipo de casos en donde se transforman en un circo romano de opiniones y agresiones verbales sin sentido.
Más aun, en algunos países se ha regulado este tipo de maltratos en las redes sociales, con penas de cárcel incluidas, con el fin de que las redes sociales cumplan su función que son de comunicar e informar, pero nunca insultar y agredir.
Pero no basta solo con eso. También se tiene que realizar un trabajo como sociedad ya que se debe condenar este tipo de hechos y buscar las fórmulas que nunca más ocurran, especialmente el maltrato hacia los menores.
Es un trabajo mancomunado en donde los resultados deportivos no se transformen en una forma de descarga de frustraciones personales.