Al colegio, pero sin notas
Hoy por hoy, vemos más presencia de medidas coactivas por sobre acciones encaminadas a incluirlos en la sociedad.
En el último tiempo, hemos visto cómo niños, niñas y adolescentes están viviendo procesos tan distintos a los que experimentamos en nuestra época pasada y que reconocemos ahora siendo adultos. La nueva era cibernética y la intromisión de las redes sociales tan protagónicas entre los jóvenes, generan cambios sustanciales a su forma de actuar, pensar y desarrollarse. ¿Seremos capaces de transformar las metodologías de estudio?
Quienes son jóvenes merecen recibir una educación más moderna. Ellos tienen opinión, tienen análisis, propuestas y ganas de nuevas formas de comunicarse y de cambiar el mundo, donde las calificaciones o las notas estarían dejando de ser la motivación principal para quienes son parte de una época más evolucionada, pragmática y de grandes desafíos.
Hoy por hoy, vemos más presencia de medidas coactivas por sobre acciones encaminadas a incluirlos en la sociedad. La ley de responsabilidad penal adolescente; revisión de mochilas en liceos; control de identidad a jóvenes entre 14 y 18 años de edad, resultan ser señales que parecieran inequívocas pero que, en la práctica, entregan un mensaje que no arrima ni motiva a cambios reales para quienes se sienten permanentemente cuestionados.
Si bien las notas son formas de medir los conocimientos de los alumnos en base a lo que aprenden en las distintas asignaturas aplicadas; también pareciera ser una medida que generaría divisiones, competencias y hasta burlas entre sus pares. ¿Seremos capaces de cambios excepcionales en la forma de evaluar a los escolares?
Una opción podría ser aprovechar la curiosidad de los estudiantes para implementar herramientas que permitan seguir desarrollándola, así como la creatividad o la forma de experimentar. Así, al menos, se aplica en Finlandia, un país que logra positivos resultados en materia educativa, donde los profesores no transmiten información, sino que enseñan a los estudiantes a pensar. La educación en Chile podría adoptar una nueva forma de evaluar a sus estudiantes, así tal vez ayudaría a que más niños asistan al colegio sin sentirse cuestionados por sus malas calificaciones. Tal vez sea una mejor forma de acercarlos, motivarlos, reinsertarlos, más que de alejarlos.
Claudia Peñailillo Cronoro
Periodista y Licenciada en Comunicación Social