Arturo Salah lideró el fútbol chileno entre 2016 y principio de 2019, y esta semana dijo adiós en absoluto hermetismo y con un rostro serio, algo que se había repetido en el último tiempo. Poco se le vio en los últimos meses. El ex entrenador prácticamente asistía sólo a eventos oficiales y cuando lo hacía las palabras eran escasas y en ocasiones nulas. "Arturo estaba cansado, desgastado. Fueron tres años duros. Tuvo que levantar una ANFP que venía bajo las sombras de Jadue y todo ese trabajo al fin y al cabo le fue pasando la cuenta", dicen sus cercanos. Para sus últimos meses de gestión, Salah optó por un perfil bajo y el hermetismo, a tal punto que su palabra ni siquiera pudo ser escuchada ante casos complicados como lo de Barnechea o una posible impugnación al triunfo de Sebastián Moreno. Incluso el lunes, en su último día de gestión, al ser consultado por estas situaciones, el ya ex timonel contestó brevemente y con algo de molestia. "El proceso eleccionario fue impecable, muy bien hecho... Me voy tranquilo porque aquí se va a respetar siempre la institucionalidad", fue parte de su escueto discurso ante la prensa.