La invitación de un profesor hizo que un joven subiera un escalón en su trayectoria deportiva, aplicando su experiencia y conocimientos en el fútbol al servicio de las nuevas generaciones.

Pedro Villalobos tiene 18 años, hace 3 participa en Fútbol Más como líder deportivo. El estudiante siempre ha sido un deportista aplicado, por ese motivo su profesor Jonathan Henríquez le pidió unirse a la organización.

Ser parte de la iniciativa hizo que Pedro creciera como persona, el líder dice que "es una mezcla de roles que cumples, clases socio deportivas, trabajo comunitario. A veces los niños o niñas pueden tener problemas y uno también tiene que ayudarlos y aconsejarlos, eso ha influido de muy buena manera en mí".

Cuando no se encuentra en clases o participando de Fútbol Más, Pedro está en el gimnasio, tocando guitarra o realizando otras actividades recreativas.

Complicaciones

La situación más compleja que ha vivido Villalobos en lo deportivo ocurrió mientras se encontraba jugando fútbol en Viña del Mar, el joven sufrió tres paros cardiorrespiratorios y sus condiciones de vida eran bajísimas. De esa trágica manera se enteró que su corazón es mucho más pequeño que el promedio. Sin embargo, eso no le impidió retomar el deporte luego de recibir el alta médica.

Ese suceso cercano a la muerte fortaleció las creencias espirituales de Pedro, el médico que lo atendió le comentó a la madre del estudiante que "si su hijo está vivo es de milagro, con un corazón tan pequeño como el suyo otra persona no hubiese sobrevivido".

Uno de los logros que Villalobos destaca en Fútbol Más, fue haber alcanzado el tercer lugar en el campeonato nacional del año pasado con el equipo femenino "Las Futboleras" del que es director técnico.

Pedro no tiene ídolos, no existe alguna persona a que desee alcanzar o superar más allá de si mismo, el líder señala que "trato de competir conmigo mismo y ser una mejor persona cada día".

Más adelante al organizador le gustaría estudiar Kinesiología, entre sus planes están seguir ayudando a niños y jóvenes de forma gratuita, siguiendo el camino del voluntariado y servicio social. Le gustaría expandir Fútbol Más, replicando su labor en más sectores de Copiapó y tener la posibilidad de descubrir nuevos talentos.

"Uso música para lograr transformación social"

La música estuvo presente en la vida de un profesor desde antes que él mismo pudiese saberlo, a través del folclor transmitido a su hogar por vecinos que más tarde sabría, eran músicos de bandas como "Sol y Lluvia", "Illapu" e "Inti Illimani".

Carlos Cabrera nació en Santiago, a los 15 años se dio cuenta que sus vecinos y amigos de la familia pertenecían a bandas destacadas en la música folclórica. Eso marcó un antes y un después en su vida, se interesó en esa rama musical y le tomó especial cariño tras conocer el significado de sus canciones. Desarrollando una nueva pasión.

Trayectoria

El músico se inició tocando clarinete en la banda "Conmoción", con ellos fue de gira por el mundo y conoció otras culturas, al respecto destaca que "los viajes son cosas que uno jamás olvida, el lugar, el olor y las personas que uno conoce. Pude estar en la expo Shanghai de alcance mundial, lo mismo en Europa. Poder palpar y escuchar instrumentos de otro país, ahí, es muy distinto que hacerlo a través de un computador".

Actualmente Cabrera es profesor de clarinete y director de orquesta en un liceo, se siente orgulloso de su trabajo y menciona que "llegar a este liceo fundado por Jorge Peña Hen significa mucho para mí, porque es un colegio marcado por la transformación social a través de la música".

Cuando no está haciendo clases en Copiapó, Carlos enseña clarinete y saxo en la Orquesta Sinfónica Crisol de Tierra Amarilla, también participa en la Orquesta Sinfónica de Copiapó.

El artista destaca la labor de Víctor Jara y Violeta Parra, sobre quienes dice que "son mis referentes, a partir de ellos surge el movimiento de la nueva canción chilena, un movimiento social que va de la mano con la música".

Desde el año 2012 Carlos lleva a sus alumnos a tocar a los colegios más vulnerables de Copiapó, para que tomen conciencia del privilegio y valor agregado que tienen por tocar en una banda y tener una clase de instrumentación.

La meta del docente es que los niños aprendan con la música, se sientan felices y puedan comprender su mensaje.

En su cátedra, el músico siempre plantea a los jóvenes "ver más allá de los cerros, porque donde sea que observen siempre habrá un nuevo horizonte". Invita a sus pupilos a plantearse nuevas metas, sin olvidar que sean capaces de lograr una transformación social positiva con la música.

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