Matías
Larraín,
comentarista deportivo
Estamos ad portas del mundial más resonante a diferencia de los 20 ya recorridos, con polémicas sociales deportivas -conflicto Paolo Guerrero, salida de último momento del técnico Lopetegui-, políticas -gobierno de Islandia al no querer presentarse al mundial- , hasta del ámbito extra futbolístico - salida de jugadores mexicanos en concentración con modelos.
Son cuatro años de larga espera para la visualización del mayor epicentro futbolístico, con la presencia de los mejores astros de los países representantes, estadios imponentes por la alta modernidad arquitectónica, y por la pasión enfervorizada de los hinchas de las diferentes selecciones nacionales.
Decir que hay un favorito sería caer en un error garrafal. El fútbol moderno, ha demostrado que cualquier rival puede vencer a los denominados favoritos del evento -quedó expuesto en la ausencia de Chile por el alza de confianza que pasó la cuenta. Aunque, no podemos obviar el gran nivel que ostentan algunas selecciones -como Argentina, Brasil, Alemania, España, por nombrar algunas- a nivel colectivo e individual por sobre otras. En ello, se produce una atracción envidiable del apoyo energético de los forofos de las selecciones sorpresas, por sobre las de altos status, generando un clima de presión, dándole otro plus al magno evento.
La tecnología será un punto que se debuta en este mundial, y, pese a que desde hace un tiempo comenzó a utilizarse diferentes tipos, el VAR, marcará una diferencia increíble. Se acabaron las trampillas, el juego sucio y los errores inoportunos. Con esto, se apuesta a una mayor transparencia del juego y el fin a los resultados que alteraron una historia -"mano de Maradona", mundial 1986-.
Con toda esta descripción de lo que significa palpitar un Mundial, es imposible no pensar lo que hubiese sido la clasificación de la generación dorada de Chile. Este proceso, servirá para permitir darse cuenta, de los errores y aciertos para a futuro no reiterar este fracaso brutal.
Aproximémonos a los notables encuentros a disputar, las selecciones que sorprenderán, y el inexorable revés que padecerán algunos -España, mundial 2014.
Y pese a que personalmente el favoritismo no pertenece a mi ideología, Brasil es mi elegido, reivindicando su nivel del trágico desenlace que sufrió en su casa frente a Alemania en su propio mundial.