"Embutido de ángel y bestia": el poeta que bajó del Olimpo durante 103 años
BIOGRAFÍA. El profesor de matemáticas que escribía poesía tuvo la gloria de gozar en vida como un rockstar.
Irreverencia, rupturismo y humor son las tres palabras que cruzan las condolencias a la familia Parra por la partida del hermano mayor de Violeta, Roberto y Lalo, autores capitales del folclor nacional. Ese amor por las raíces del pueblo chileno que nació en San Fabián de Alico, Región del Biobío, el 5 de septiembre de 1914, para luego expandirse por el mundo hasta llegar a la mesa del Comité del Premio Nobel. Nicanor Parra, además, es una de las pocas personas que ostetaban un doctorado en cosmogonía, especialidad física dedicada a estudiar el origen del Universo. Esa comprensión del todo es lo que, talvez, lo llevó a escribir su epitafio en 1969, donde se definió como "un embutido de ángel y bestia".
El mayor de ocho hermanos, llegó en 1932 a Santiago sin muchos recursos para terminar sus estudios de Humanidades en el Internado Nacional Barros Arana, donde luego trabajó de inspector para financiar su estadía en la Universidad de Chile. Desde allí salió como profesor de matemáticas y física, título que, por lo bajo, iba acompañado de un manojo de poemas que se convertirían en los cimientos del ícono pop de la poesía chilena contemporánea.
Entre los pasillos del Instituto Pedagógico y el liceo escribió versos que no pasaron desapercibidos por el entorno académico, gracias al desparpajo del autor que provocó más de una amonestación.
Era la primera batalla.
Camino
El primer poemario, o victoria, nació en 1937, bajo el título de "Cancionero sin nombre", que le valió a Parra el Premio Municipal de Santiago, para luego traducir a Walt Whitman.
En paralelo, Parra continuaba siendo profesor de matemáticas en liceos, aunque inspirado por el "oh, capitán, mi capitán" del vate estadounidense continuó escribiendo por las noches y debatiéndose sobre cuál era el puerto al que arribar, las letras o los números.
Las olas de esa tormenta lo condujeron a una beca para estudiar un posgrado en mecánica avanzada en la Universidad de Brown, Estados Unidos.
Era el nacimiento del ícono.
Generación beat
Parra volvió convertido en un físico especialista en indeterminación y relatividad, conocimiento que traspasó a través de una cátedra en su alma mater. En 1948 se inauguraron dos décadas a cargo de la Escuela de Ingeniería de la casa de estudios.
Una beca del Consejo Británico, en 1949, para estudiar cosmología en la Universidad de Oxford sacaría al poeta de los números y el papeleo para nunca más ocultarlo: casi no se vio en las clases de Edward Arthur Milne, uno de los primeros científicos en investigar el problema del universo en expansión.
Nicanor Parra estaba ocupado en leer a los autores europeos clásicos, junto a su relación con la sueca Inga Palmen, quien lo acompañó de regreso a Chile.
En Santiago de nuevo formó grupo con el poeta Enrique Lihn y el artista Alejandro Jodorowsky, quienes también, años más tarde, alcanzarían el reconocimiento mundial.
El caudal de ideas entre la poesía y la psicomagia forjó el segundo libro de Parra y, probablemente, el más recordado, "Poemas y antipoemas" (1954), que le valió la ruptura con su otrora mentor, Pablo Neruda. "Todo poeta tiene su antipoeta", señaló más tarde.
Era la "antipoesía" el concepto que lo llevaría más allá.
La Costa Este de Estados Unidos ardía en los años 60 con la generación beatnik, época en la que Parra, debido a encuentros de poesía y cátedras, se contactó con Allen Ginsberg, el autor de "Aullido", obra capital de esta generación, para recitar juntos, en clave de mantras y cantos gregorianos, en pequeños bares del país del norte.
Parra ya era parte de la banda de Ginsberg, por lo cual lo invitó al Primer Encuentro de Escritores Americanos organizado por la Universidad de Concepción, en 1960.
La versión en inglés de los "Poemas y antipoemas" fue cuestión de tiempo y contó con la bendición de Carlos Williams.
Premio nacional
Parra se ponía de pie ante el mundo y comenzaba su época más fecunda, con "Versos de salón" (1962), "Canciones rusas" (1967) y "Obra gruesa" (1969).
El paso firme del poeta, alentado por su hermana folclorista, quien, cuando estudiaba la métrica del habla popular con la idea de transformar al hombre de a pie en un personaje lírico, respondió "pero si así hablan los borrachos", recordándole, Violeta a Nicanor, las voces de su infancia en el sur.
El uso de las ocho sílabas, el ritmo del habla popular, le otorgaron el Premio Nacional de Literatura, en 1969.
El cristo
Durante el régimen de Augusto Pinochet, Parra asumió el alter ego de "El Cristo del Elqui", protagonista del poemario "Sermones y prédicas del Cristo del Elqui", donde el poeta manifestó su postura ante la pobreza y la desigualdad de la época.
El año pasado este personaje regresó revestido de gloria en la antología "El último apaga la luz", que reunió los mejores versos del poeta en una secuencia histórica. Era la antesala de la consagración.
La Universidad de Nueva York y el Instituto Cervantes de la misma ciudad postularon a Nicanor Parra por primera vez al Nobel de Literatura, en 1995, por sus lenguajes, estilos, problemáticas y tonalidades.
La petición la repitió, dos años más tarde, la U. de Concepción. El Consejo de Rectores y las Ues. Complutense de Madrid y de Valencia escribieron la tercera carta, en 2001, y la Presidenta Michelle Bachelet, con el Premio Cervantes como antecedente (2011), solicitó el reconomiento en 2012.
Nada de esto fue suficiente para la Academia Sueca, pero tampoco nadie quitó a Parra el Olimpo que se abrió en 2001, cuando miles de personas se emocionaron al escucharlo recitar en uno de los balcones de La Moneda.
En vida, resucitó.
Homenajes en vida
Entre los homenajes que Nicanor Parra recibió en vida está el montaje "El pago de Chile" (2006), en el Centro Cultural Palacio La Moneda, donde el antipoeta mostró ahorcados a los 34 presidentes chilenos, incluidos Salvador Allende, Augusto Pinochet y Ricardo Lagos. En 2014 se organizó el "Parrafraseo Nacional", convocado por el Consejo de la Cultura y las Artes, donde su nieto Cristóbal "Tololo" Ugarte tocó piano delante de la Casa de Gobierno.
Nicanor Parra