Quo Vadis Brutus?
Echando un vistazo a la historia universal y a nuestra historia local, cada vez me convenzo más que el gen de la brutalidad en nuestra especie probablemente sea un gen dominante, atenuado con mayor o menor efectividad por nuestros hábitos gregarios y las relaciones sociales convenidas entre los integrantes de los distintos grupos de seres humanos que pululan sobre el planeta.
Aunque en el lapso de un día pensamos muchas brutalidades, nuestras mochilas culturales o nuestras historias de vida particulares y nuestro entorno social, hacen que verbalicemos una pequeñísima fracción de dichos pensamientos (las que por lo general son criticadas por nuestros congéneres) y una fracción aún más pequeña llegan a transformarse en actos que, por lo general, ilustran portadas noticiosas de medios de comunicación.
Pero cuando los seres humanos nos sentimos con y ejercemos el poder, la tasa de brutalidades que pensamos, decimos y hacemos aumenta dramáticamente. Un ejemplo extremo de ello son las fuerzas armadas de cada país, donde se promueve, fomenta y profesionaliza la brutalidad y la vemos en su máxima expresión cuando esos grupos de seres humanos entran en acción en guerras contra "enemigos" externos o internos. Nuestra historia avala lo que digo.
En períodos pre-eleccionarios donde muchos candidatos provienen desde esferas de poder de distinta naturaleza (política, económica o religiosa), es habitual escuchar declaraciones brutales de distintos calibres, que a veces sorprenden, otras dan risa. Lo dramático es que esas risas se transforman en temores y llantos de impotencia y rabia, cuando algunos de esos candidatos alcanzan los puestos de poder por elección popular o por acciones antidemocráticas, y comienzan a transformar en actos algunos de sus pensamientos brutales, a través de políticas públicas que no dejan de sorprender por sus efectos nocivos sobre los tejidos sociales donde son aplicadas. En la edad del antropoceno que nos toca vivir en esta comarca subdesarrollada, los criterios neoliberales de crecimiento económico a ultranza e individualismo in extremis, han sido el caldo de cultivo ideal para la gestación, proliferación y desarrollo de brutalidades de distinta magnitud como las AFP's, las ISAPRES, el sistema educacional desde la sala cuna hasta los centros educacionales superiores, amplios aspectos de la institucionalidad ambiental, las políticas de migración, las políticas respecto de pueblos originarios, las políticas respecto de la infancia y juventud, las políticas de descentralización, el Transantiago o el puente Cau-Cau, entre innumerables otras brutalidades que diariamente transmite nuestra embrutecedora televisión pública.
Extremos juntos
En definitiva, es claro que en noviembre tenemos que sacar a la izquierda de la segunda vuelta si deseamos que nuestro país sea más libre y justo.
Peligro totalitario
Múltiples comentarios de sorpresa y hasta humos han causado las declaraciones de Eduardo Artés respecto a su visión de "dictadura" que hoy, según él, vivimos en Chile.
Sin embargo, no deja de ser preocupante que un "candidato" a la presidencia de la República, sin ningún tapujo, declare que en su "administración" destruirá todas las bases del orden republicano.
Sin lugar a dudas es consecuente con sus ideas totalitarias y la historia sangrienta de su legado, pero no puede parecer posible que este tipo de discursos parezcan normales en una sociedad con bases republicanas.
Este tipo de discurso lleno de odio y resentimiento es el que nos llevo a los más grandes horrores del siglo XX, el totalitarismo tienen sus raíces en quienes difunden este tipo de postulados y más aun en su impacto en el largo plazo.
Sr. director: Soy un convencido que la brutalidad es una característica intrínsecamente humana. Algunos animales que ejecutan acciones brutales (sin considerar a los seres humanos), no son brutos o actúan brutalmente per sé. Son como son ya que está en su naturaleza de depredadores, de carroñeros o de parásitos (entre las innumerables relaciones descritas entre organismos).
Marcelo Saavedra Pérez, biólogo
El apoyo de Roberto Thieme, fundador del grupo terrorista nacionalista Patria y Libertad, a la candidata del Frente Amplio, Beatriz Sánchez, no nos debe sorprender en absoluto. Es más, es algo muy obvio. El proyecto nacionalista filo-fascista de Patria y Libertad en los años 70 no tiene muchas diferencias con el proyecto "ciudadano" del Frente Amplio, ambos derivan de una concepción colectivista que reduce el valor de la dignidad humana y de la libertad de las personas proponiendo un estado grande e intervencionista.
Jaime Tagle Domínguez
Señor director:
Francisco Sánchez