"Hoy hay que educar a los hijos para la vida real y, además, para la vida virtual"
Criar buenas personas, con herramientas para desenvolverse adecuadamente en la sociedad y relacionarse con otros, siendo capaces de amar y ser felices, han sido siempre los objetivos más puros y transversales de la educación que los padres entregan a sus hijos. Y es que si se trata de transmitir valores que guíen el actuar de cada individuo a lo largo de su vida, la primordial escuela es la familia.
Es un hecho de sentido común, pero del que a veces no se tiene plena consciencia o certeza sobre cuál es el camino correcto, cometiendo más de un error. Porque no se nace sabiendo ser padre y, sobre todo, porque este papel y la forma de ejercerlo se ve influenciado por múltiples factores, tanto individuales y familiares como culturales y sociales.
De esto no tiene dudas el experto español José Antonio Alcázar, quien ha dedicado su vida a la educación, ya sea como profesor universitario en su natal España o en otros países como Chile y México. Allí ha ejercido el cargo de director pedagógico y de investigación educativa de un grupo de colegios españoles. También ha trabajado como asesor educativo en cerca de 20 naciones de Europa y América Latina y ha plasmando su conocimientos en libros como "Hijos, Tutores y Padres".
El desafío de educar
Alcázar visitó Chile la semana pasada, invitado por los Colegios Almondale en la ciudad de Concepción, para ofrecer charlas a padres y apoderados sobre "El Desafío de Educar Hoy". La idea era orientar y dar herramientas para ejercer un rol que sigue siendo el mismo que tuvieron mamás y papás en años pasados, pero que hoy pareciera convivir con muchos más factores que ponen el camino cuesta arriba.
"Durante siglos, los papás educaron a sus hijos, más o menos, como los suyos los educaron a ellos. Pero cuando miramos atrás y vemos lo que nuestros padres hicieron por nosotros, hoy no podemos repetirlo. Con todo el cambio social, con la irrupción y evolución de la tecnología, es otra cosa y muchas veces como padre no sabes a qué atenerte", explica el experto. Además, deja de manifiesto que las vertiginosas transformaciones en los más diversos ámbitos de la sociedad, que han ocurrido más veloces que para generaciones pasadas y de las que las nuevas han sido tan testigos como protagonistas, son los más grandes desafíos y va generando múltiples obstáculos por superar.
Más daño que bien
Según Alcázar, dispositivos como smartphones y tablets, que pueden ser sumamente útiles, son también uno de los principales enemigos de la paternidad hoy en día o, al menos, elementos que suponen más de un reto. "Hoy hay que educar a los hijos para la vida real, que ya cuesta, y además para la vida virtual", apunta. Lo expuesto, agrega, se explica por las múltiples opciones que el desarrollo tecnológico e internet ofrecen, con un alienante acceso masivo e inmediato a una gran cantidad de información y contenidos y una sociedad de consumo demandante.
Así, en su reflexión, el escenario de crecimiento económico y social da más posibilidades y los padres aspiran a que sus hijos sean más que ellos y lleguen más lejos, que tengan todo aquello que ellos no pudieron tener y que hagan lo que no pudieron hacer, pero acarreando algunos costos.
"Se proyectan muchas esperanzas y se sueña con los hijos. Esto va generando situaciones especiales, porque los papás quieren mucho a sus hijos, pero a veces no les quieren bien y no atinan en lo que realmente les hace mejor", asevera. Para Alcázar, el mejor ejemplo está en la necesidad de tener objetos materiales y por esa razón darle a un hijo todo lo que pide, como un celular inteligente a un niño de diez años, lo que, dice, sería más dañino que positivo.
-¿Por qué?
-No basta con dar la herramienta si esto no se vuelca en la educación para darle un buen uso. Es como si pusieras en las manos de un niño una navaja. El celular, si bien es una herramienta fantástica, es una ventana abierta a internet y allí hay mucho bueno y mucho malo. Tu hijo puede contactar con cualquier desconocido, acceder fácilmente a la pornografía y conectar con gente que piensa muy raro y no como usted quiere. Además, como educador, me preocupa cuánto se pierde el tiempo: muchacho que anda con celular y los padres no están pendientes de controlarlo, es un bajón de rendimiento académico inmediato.
-¿Qué otra situación de la realidad actual dificulta la educación a los hijos?
-Para educar bien a los hijos, los padres necesitan darles mucho amor y ejemplo. Para eso hay que estar con los hijos y ¿cuándo están los padres con sus hijos? Casi nunca, porque están mucho más ocupados y muchas veces eso lo suplimos dándoles cosas materiales. Eso desencadena un tema de mala crianza sin querer, por consentir, regalonear y no exigir a los hijos.
Exigencias
-Entonces, es importante exigir a los hijos.
- Exigir es cariño, porque se corrige al que se ama, se pide al que sabes que puede hacerlo mejor. Para crecer y esforzarme, alguien tiene que pedírmelo y ser capaz de estudiar diez minutos más cuando estoy cansado o de comer una cucharada más de algo que no me gusta, necesito de alguien que me esté alentando. Así consigues que una persona tenga ideales, que sea capaz de crecer, aspirar a tener una carrera, llegar lejos. Eso no se logra cuando sólo soy capaz de hacer lo que quiero cuando me apetece.
-¿Por eso juega en contra dar a los hijos todo lo que pidan?
-Sí, porque estamos en una generación que muchas veces crece en falso. Incluso en los contextos más vulnerables ves al niño, cuyo papá está cesante, con zapatillas y ropa de marca, y con un smartphone de última generación. Estos padres quieren a sus hijos y quieren lo mejor para ellos, creyendo que darles todo es la forma de demostrarlo. Luego te das cuenta que eso genera niños que saben el precio de todo y el valor de nada; saben cuánto cuesta algo en pesos, pero no cuánto tienes que estar sin dormir, cuánto tienes que sudar y aguantar para conseguir el dinero.
-¿Qué hacer para luchar contra los enemigos de la educación y superar los desafíos de la paternidad actual?
- Primero, que el tiempo que los papás pasan con sus hijos, aunque sea poco, sea eficiente. Menos Whatsapp y hable mirando a la cara, predique con el ejemplo. El celular es un tema de dieta, de saber cuándo y cómo usarlo; es magnífico en determinados momentos, pero en otros interfiere, impide la convivencia familiar, el estudio concentrado y el descanso. Por eso, no se debe llevar a la mesa a la hora de comer, al sitio donde estudia ni a la cama cuando va a dormir. Tampoco hay que tener miedo a ejercer la autoridad, hay que controlar a los hijos y exigirles con mucho amor.
El experto finaliza asegurando que "esto va de la mano, también, con tener a los hijos cortos de dinero, que no le falte lo necesario, pero lo demás que se lo gane. Que sepan lo que es tener un trabajo durante sus vacaciones, lavar el auto, cortar el pasto o dar una clase de apoyo a un vecino que vaya un curso más bajo. Es importante que los niños y jóvenes sepan lo que valen realmente las cosas, cuánto esfuerzo cuestan, porque muy poco educa tanto como eso y es fundamental para agradecer, cuidar y usar bien todo lo que se tiene".