Marta Bustos regresó a Chile en 2014, venía desde Europa donde vivió y recorrió distintos países. Ese mismo año su vida cambió cuando se enamoró y el rumbo de la historia la llevó junto a su pololo a Huasco.
Su niñez la vivió en Santiago. Esperaba las vacaciones para reencontrarse con sus tíos y primos, le encantaba Huasco, la playa. En la capital también cursó la enseñanza media, luego se fue a Europa donde se desarrolló como profesional y llegó a dominar tres idiomas: inglés, árabe y sueco. Su madre Graciela Lobos recuerda que trabajaba en una universidad como profesora de lenguaje. "Fue a Holanda, Francia, pasaba de un país a otro, ella vivió en Suecia. Ella conoció todo Europa", dice Graciela.
En 2014, su mamá fue a visitarla Suecia, el país en el que Marta residía en ese momento. En la oportunidad la joven decidió volver junto a ella a Santiago. A su regreso encontró un trabajo y se enamoró, algo que no le gustó a la familia de Marta. "Conoció a un pololo y se metió en la droga, no me quiero ni acordar. Eso gatilló el cambio, era muy culta, muy dama", recuerda.
Después Marta emprendió vuelo junto a su pololo a Huasco, llegó a casa de unos tíos y después a una pieza que le facilitaron. La madre de la joven siempre pensó que estaba en buenas condiciones porque su hija siempre la llamaba por teléfono, pero no era así. "No sé nada más de lo que pasaba. Ella me llamaba casi todos los días y me decía que estaba bien, yo pensaba que estaba bien. Me arrepiento de no haber venido a verla, a buscarla, ya está de más decirlo", señala con tristeza.
Graciela Lobos todavía no comprende el cambio que tuvo su hija: "Ella lo tenía todo, era culta, habilosa, no sé en qué momento se enamoró de ese pololo".
El último día que su madre habló con ella fue el 11 de diciembre de 2016, una conversación que finalizó con un "te quiero". Después pasaron los días y a su madre le extrañó que no la hubiera contactado, mientras el hermano de Marta llamó a los cercanos en Huasco para saber si la habían visto y buscarla.
Investigación
El cuerpo de la joven fue encontrado el 20 de diciembre en un sitio eriazo de Huasco. Marta Bustos de 29 años estaba semienterrada y parte de su cuerpo cubierto con cal. La primera versión de las instituciones involucradas dio cuenta de "una muerte natural". Sin embargo la segunda autopsia, que fue realizada en Santiago, reveló que la data de muerte era de entre ocho y diez días desde el día en que se concretó el hallazgo. La Fiscalía confirmó que hubo acción de terceras personas en su muerte.
Para Graciela, ha existido una falta de prolijidad en el caso de su hija, lo que se reflejó al comienzo de la investigación. "Estuvo todo mal hecho del principio; no cercaron, no hicieron nada de lo que tendría que haber hecho la policía. Fue un asesinato, no fue un hallazgo, no fue una muerte natural, fue un asesinato lo que le hicieron mi hija. Cuando llegamos allá, todavía estaba el hoyo, había ropa, se metían los perros al hoyo, qué terrible fue".
La madre agrega que "faltó prolijidad por parte de la policía, porque tenía problemas con las drogas pensaron que era cualquier cosa, no le pusieron mucho empeño".
Finalmente Graciela busca que se sepa qué sucedió y que se haga justicia. "Yo quiero que se aclare, que se sepa quién mató a mi hija. No se sabe nada, para yo quedar un poco tranquila. Aunque esta pena no se me va a acabar", concluyó.