Mabel González / Agencias
Corea del Norte "no se va a quedar quieta como Siria", aseguró ayer Kim Chang-min, un alto cargo norcoreano del Ministerio de Exteriores, quien alertó que la situación es "extremadamente peligrosa".
El director general de Organizaciones Internacionales de Corea del Norte, encargado de lidiar con organismos como la ONU, culpó a EE.UU. de la actual etapa de tensión y reivindicó que, al igual que otros muchos otros países, su Gobierno tiene derecho a llevar a cabo lanzamientos de misiles y realizar pruebas nucleares.
Situación muy peligrosa
"Hoy, en la península de Corea se ha creado una situación extremadamente peligrosa en la que nadie puede prever cuando se va a quedar fuera de control y derivar en una guerra total", explicó Kim, quien habló en una entrevista en Pyongyang, la capital norcoreana, con la agencia de noticias EFE, en un momento de alta tensión en la región.
El régimen de Kim Jong-un responde así a lo que considera un claro desafío de EE.UU. a su país, después de que Washington enviara el portaaviones nuclear Carl Vinson a la península de Corea. "La situación actual ha sido provocada por EE.UU., que se volvió histérico con el despliegue de 300 mil solados en Corea del Sur y un arsenal nuclear suficiente para empezar una guerra", dijo el funcionario.
Visita de Pence
La entrevista coincidió con la visita del Vicepresidente estadounidense, Mike Pence, a Corea del Sur, donde lanzó un fuerte desafío al régimen comunista norcoreano, al que advirtió que no ponga a prueba la determinación del Presidente Donald Trump.
El número dos de la Casa Blanca recordó, además, que Washington ordenó ataques recientemente en Siria y Afganistán. En ese sentido, Kim aseguró que "sería un error esperar que Corea del Norte responda como Siria, que no tomó ninguna medida después de haber sido atacada por EE.UU.".
"Washington dice que están todas las opciones sobre la mesa. No sólo ellos, nosotros también tenemos nuestras propias opciones", declaró el alto funcionario norcoreano.
Pence inició, el domingo pasado, una gira por Asia que lo llevará también a Japón, Indonesia y Australia y que tendrá como tema principal las provocaciones bélicas de Corea del Norte.
"EE.UU. dice que quiere proteger a sus aliados asiáticos, pero no es verdad. Lo que ocultan es que buscan llevar a cabo un ataque preventivo para derrocar al líder (Kim Jong-un) y acabar con nuestro sistema", dijo el funcionario norcoreano.
En relación a la última prueba de misiles realizada por Corea del Norte, el domingo pasado, que resultó fallida y que las autoridades de Pyongyang no han confirmado, Kim dijo, sin desmentir ni confirmar, que este tipo de pruebas son parte del programa armamentístico de su país.
"La estrategia de la República Popular Democrática de Corea es llevar a cabo la construcción de armas y el desarrollo económico de manera simultánea. Esos lanzamientos y pruebas nucleares son el proceso normal para hacer frente a estos dos objetivos al mismo tiempo", señaló.
Kim criticó con dureza las sanciones económicas impuestas por el Consejo de Seguridad de la ONU a Corea del Norte en respuesta a sus últimas pruebas nucleares y lanzamientos de misiles , a las que calificó de "ilegales". "Si las pruebas nucleares son una amenaza para la seguridad mundial, EE.UU. sería el primero que debería ser sancionado", dijo.
Dudas sobre el rol de China
El Presidente Donald Trump se ha mostrado medianamente optimista de poder contar con la colaboración de China para intentar contener las acciones de Corea del Norte. Sin embargo, el Ministerio de Exteriores chino reiteró ayer su oposición a la instalación de un sistema antimisiles en Corea del Sur. "La posición de China sobre esta cuestión demuestra que existe una brecha entre la forma en que EE.UU. y China ven la amenaza norcoreana", analizó The Wall Street Journal.