Aprender de las catástrofes
Tanto en el norte como en el sur hace falta desarrollar una cultura más proactiva para enfrentar emergencias. Personas esperando durante la noche la llegada de un aluvión, es una muestra de que la comunidad se mantiene dudosa, si cada quien hizo su parte por aprender del aluvión del 2015.
Las lluvias y aluviones en el norte y los incendios en el sur tienen en común mucho más de lo que se cree, no sólo porque en ambos casos está incidiendo el cambio climático, sino que implica que como país debemos empezar a acostumbrarnos a una nueva realidad.
Las sequías en gran parte del territorio nacional han incidido en el aumento de pastizales secos y la carencia de agua se transforma en facilitador para que se incendien todos aquellos territorios que cuenten con estas características. Eso es desde la región de Atacama hacia el sur, pues no debemos olvidar el incendio que consumió un extenso pastizal en Vallenar en octubre.
En cuanto a los aluviones el riesgo siempre existió en el norte de Chile, donde la fisonomía de las quebradas ya de por sí son indicativos que se trata de territorios que cada cierto tiempo se rellenan y colapsan.
La única novedad en este tema es, que al fenómeno del Niño -que habitualmente se considera como sinónimo de lluvias copiosas-, se suma el invierno altiplánico, una situación climática un tanto extraña para estas latitudes.
Frente a este escenario que se transforma en nuestra nueva cotidianeidad es imperioso un cambio de hábitos culturales, tal como se ha dicho en varias oportunidades.
Los habitantes de Alto de Carmen se sintieron más preparados en esta instancia, tomando en cuenta que ya se había vivido una catástrofe similar hace poco menos de dos años. Aún así las lluvias y el barro los sorprendieron.
Asumir que el lugar donde se habita contiene ciertos riesgos es el primer paso para comprender que nuestros desastres se pueden evitar con ciertos cambios. Sino al igual que como ocurrió en los cerros de Valparaíso nuestras tragedias se repetirán una y otra vez demostrando lo poco que somos capaces de aprender y poder sacar un verdadero provecho de la catástrofe.
El reciente evento tampoco ha significado un gran desafío para dar cuenta del nivel de respuesta de las autoridades, pero hay que mantenerse atentos, porque nada se descarta en este escenario climático.