Marcelo Simonetti y su máquina de imaginar
-¿Qué es lo que más te gusta cuando escribes cuentos infantiles?
-La posibilidad del viaje, ese retorno a la infancia que es preciso hacer para poder sintonizar con los lectores. Cuando escribes en plan infantil necesitas cambiar la lógica del adulto por la lógica del niño, lo que obliga a sacudirte de todos los lastres, prejuicios y estructuras de la adultez. Mirar el mundo con los ojos de un mocoso, sentir como él, pensar como él es, en cierta medida, un ejercicio liberador, una forma de reencontrarte con el niño que fuiste, o despertar al que duerme dentro de ti.
En resumen
-¿Qué haces con la máquina de imaginar cuando se oxida?
-Trato de cuidarla a diario con el fin de que no se oxide. Pero cuando a veces el tráfago cotidiano atenta contra el mantenimiento de la máquina y esta empieza a crujir y a chirriar, hay algunas recetas que suelo practicar: mirar al cielo y descubrir las figuras que se esconden en las nubes, perderme en el interior de un caleidoscopio, leer a los poetas surrealistas, salir a buscar rectángulos de realidad con una cámara fotográfica, escuchar la música de algunos compositores japoneses como Ryuichi Sakamoto o Joe Hisaishi.
-Para el protagonista de tu historia sus abuelos son muy importantes, ¿también para ti?
-El nonno Américo tenía una vida bien especial. Trabajaba en una destilería de licores y varias veces lo acompañé a su trabajo y vi cómo embotellaba esos brebajes. Mi otro abuelo, Liborio, debió tener miles de historias, ya que trabajó en las salitreras de Humberstone y Pozo Almonte, pero no alcanzó a contármelas. De alguna manera, la historia de Juan es la metáfora de un deseo no cumplido: la posibilidad de conocer a fondo el mundo que habitaban mis abuelos.
Le habría encantado conocer más a sus abuelos, dice Marcelo Simonetti.
3 preguntas
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"La máquina de imaginar cosas" (Penguin Random House) es el nombre del nuevo libro infantil del escritor chileno Marcelo Simonetti, ilustrado por el argentino Cristian Turdera. Cuenta la historia de Juan y cómo recuperó su capacidad de imaginar escarbando en su historia familiar.
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dinko eichin frost