Un estudio respalda la "atracción de los polos opuestos"
VIDA AFECTIVA. Sin embargo, plantea la investigación, este efecto solo se da cuando las personas involucradas en la conquista están solteras.
En el ámbito de las relaciones afectivas, una creencia popular afirma que "los polos opuestos se atraen". Un estudio de la Universidad Charles de Praga (República Checa) confirmó lo que parecía ser un mito, aunque sugirió una excepción: para que los opuestos se atraigan, las personas involucradas deben estar solteras.
En cambio, si una persona se encuentra en una relación, buscará a alguien que tenga las mismas características que ella. En otras palabras, el estado civil afecta la atracción afectiva.
"Por primera vez, hemos observado cómo nuestra situación en cuanto a relaciones afecta a quienes encontramos atractivos", señaló Jitka Lindová, autora principal del estudio, publicado en la revista Frontiers in Psychology.
Amor y parentesco
En dos experimentos, Lindová y su equipo reclutaron a un grupo de 120 estudiantes universitarios y les mostraron fotografías de rostros que fueron modificados con técnicas digitales para que tuvieran una similitud con ellos. Los participantes debían calificar cada retrato, cuya persona podía ser tanto del sexo opuesto como del mismo.
Los resultados arrojaron que los participantes solteros encontraron las caras distintas a ellos más atractivas que los rostros similares, sin importar el sexo de la persona de la imagen.
"Nuestra interpretación es que los mecanismos de percepción de la atracción, que nos dan una preferencia por una pareja adecuada genéticamente, pueden ser suprimidas durante las relaciones románticas", explicó Lindová.
La investigadora agregó que precisamente este mecanismo sirve para que la persona pueda mantener la relación en la que se encuentra y de este modo evitar la búsqueda de alternativas que se pueda traducir en infidelidad.
Lindová también plantea que la autosemejanza con el otro "se vuelve más importante en términos del apoyo social que esperamos recibir de sus familiares, conocido como señales de parentesco".
El equipo de investigación aseguró que se han realizado pocos estudios para analizar cómo las percepciones cambian cuando la persona comienza una relación. Estos resultados, a juicio de los autores, tienen importantes implicancias sociológicas y biológicas que requieren ser profundizadas.
Lindová agregó que este trabajo puede ser de gran interés para las ciencias sicológicas aplicadas. "Nuestros hallazgos podrían ayudar a explicar fenómenos sociales tales como los padres y el malestar de los adolescentes", concluyó.
Origen biológico
Un estudio publicado en 2009 por la Sociedad Europea de Genética Humana señaló que la atracción de los "polos opuestos" está dada por la genética. La investigación de la Universidad de Paraná (Brasil) indica que las personas que tienen una histocompatibilidad distinta son más propensas a estar juntas.
El complejo mayor de histocompatibilidad (MHC) es una familia de genes que se encuentra en los vertebrados y que forma parte de la respuesta inmunitaria del cuerpo humano. Un ejemplo de la acción que ejerce es cuando una persona acepta un órgano trasplantado. Este mecanismo también opera en la reproducción.
Los autores de la investigación indicaron en ese año que esta respuesta se debe a que los genes están programados para que la persona se relacione con otras que no tengan un parentesco directo, lo que explicaría la premisa de los "polos opuestos".
El estudio que afirma lo contrario
En febrero de este año, una investigación de las universidades de Wellesley y Kansas (EE.UU.) desmintió la premisa de la atracción entre opuestos y aseguró que las similitudes entre las personas refuerzan la relación para que perdure en el largo plazo. "Uno trata de crear un mundo social en el que se sienta cómodo, donde tenga el éxito, donde tenga gente que puede confiar y con quien se pueda cooperar para alcanzar sus objetivos", explicó Chris Crandall, académico de Kansas y uno de los autores del estudio.
120 universitarios fueron parte de la investigación realizada por la Universidad Charles de Praga, República Checa.
2 experimentos se realizaron para comprobar si los polos opuestos realmente se atraen, como dicta la creencia.