El tipo de grasas que se ingiere es más importante que la cantidad
ALIMENTACIÓN. Un estudio de la Universidad de Harvard encontró que el consumo de grasas no saturadas se asocia con una menor mortalidad.
El consumo de grandes cantidades de grasas no saturadas se asocia con una menor mortalidad, según encontró un estudio realizado en la Universidad de Harvard.
En la investigación, desarrollada a lo largo de tres décadas por la Escuela de Salud Pública T.H. Chan, los científicos descubrieron que una alta ingesta de grasas saturadas y trans estuvo asociada con mayores tasas de mortalidad en comparación con el consumo de la misma cantidad de calorías a través de carbohidratos.
Más importante aún, un reemplazo de las grasas saturadas por grasas no saturadas confirió importantes beneficios para la salud. De esta forma, el estudio hace hincapié en los tipos de grasa que se consume, en lugar de la cantidad total de grasa que se incluye en la dieta.
Según recogió el plantel estadounidense en su sitio web, se trata de la revisión más detallada que se ha realizado hasta la fecha sobre cómo las grasas impactan en la salud.
En concreto, el análisis sugiere que reemplazar grasas saturadas -como la mantequilla, la manteca y la grasa de las carnes rojas- por grasas insaturadas -como el aceite de oliva, la canola y el aceite de soya- puede entregar beneficios sustanciales para la salud y debería ser un mensaje clave en las guías alimentarias.
"Ha habido una gran confusión en la comunidad biomédica y el público general en los últimos años acerca de los efectos en la salud de tipos específicos de grasa en la dieta", sostuvo Dong Wang, autor principal del paper, publicado en la revista JAMA Internal Medicine.
"Este estudio documenta beneficios importantes de las grasas no saturadas, especialmente cuando reemplazan las grasas saturadas y las grasas trans", añadió.
El análisis se basó en 126.233 participantes que formaron parte de dos estudios de largo aliento. Estas personas debieron contestar encuestas cada dos o cuatro años sobre su alimentación, estilo de vida y salud a lo largo de 32 años. Durante el seguimiento se documentaron 33.304 muertes.
Después, los investigadores revisaron el vínculo entre los tipos de grasas en las dietas de los voluntarios y las muertes que se registraron durante el periodo del estudio. También se examinaron los fallecimientos causados por enfermedades cardiovasculares, cáncer, padecimientos neurodegenerativos y males respiratorios.
El equipo encontró que los distintos tipos de grasas en la dieta tuvieron diferentes asociaciones con la mortalidad.
Las grasas trans -que se forman cuando el aceite vegetal se endurece en un proceso llamado hidrogenación- tuvieron el impacto más adverso. Una ingesta alta de estos alimentos se asoció con un 16% de mayor probabilidad de muerte prematura. Un alto consumo de grasas saturadas también tuvo una relación con mayor riesgo de muerte.
Por el contrario, la ingesta en altas cantidades de grasas insaturadas, tanto poliinsaturadas como monoinsaturadas, se asoció con hasta un 19% de menor mortalidad en general, en comparación con la ingesta de la misma cantidad de calorías a través de carbohidratos.
En el caso de las grasas poliinsaturadas, tanto omega-6 -encontrado en la mayoría los aceites vegetales- como omega-3 -que se halla en el pescado y los aceites de soya y canola-, estuvieron asociadas con un menor riesgo de muerte prematura.
El estudio
Muestra
Más de 126 mil participantes respondieron preguntas sobre su dieta y estilo de vida durante 32 años. Se analizó el nexo entre la ingesta de grasas y la mortalidad.
Resultados
Los distintos tipos de grasas en la dieta registraron diferentes asociaciones con la mortalidad. Las que tuvieron el mayor beneficio fueron las insaturadas.