La situación generada por una mujer que llamó a Carabineros para constatar que un auto a pedales conducido por una niña de 4 años en una plaza pública la atropelló y le causó lesiones, generó una gran tormenta en las redes sociales y una cobertura desorbitante.
Pero más allá del hecho, considerado como insólito, ridículo o cualquier otro calificativo que uno quiera darle, la situación provocó un ensañamiento en todas las redes hacia las hermanas, y es más, debieron soportar agresiones físicas y la burla generalizada de los cibernautas.
Este caso, ha traído al debate el juicio público que realiza una sociedad, y al ensañamiento contra los involucrados, y en muchos casos sin siquiera referirse al problema de fondo.
Aquí las hermanas Montero de un momento a otro pasaron de "victimarias" a "víctimas" y las burlas, los insultos, el desprecio cayó sobre ellas como una tormenta por personas que ni siquiera las conocían. Incluso hasta la carabinera que solo cumplía con su deber fue víctima de la burla de cibernautas que se envalentonan con un celular o un computador en sus manos.
Es preocupante la condición de jueces que se dan miles de chilenos a través de un twitter, facebook u otra red social.
Es lamentable la capacidad de burla y de desprecio que existe atragantada en nuestra comunidad, donde los comentarios pasan más allá de un chiste o una broma, y se convierten en actos discriminatorios, acusatorios y de barbarie, olvidándonos de las sabias palabras que expresan que "con la misma medida que medimos seremos medidos" o "no juzguéis para que no seáis juzgados".
Finalmente la mujer que originó este hecho fue más humilde que nadie, porque terminó pidiendo disculpas públicas por lo ocurrido, a la madre y a la pequeña de cuatro años.
Los que utilizamos redes sociales o quienes son nativos digitales, debemos reflexionar sobre el uso que damos a la internet y meditar sobre si estamos construyendo o destruyendo a través de ella y sobre cuán responsables somos con lo que decimos.