La continuidad del incendio y la sucesión de nuevas deflagraciones en el terminal de contenedores que explotó el miércoles en el puerto de Tianjin, en el norte de China, prolongan la tragedia tres días después de la catástrofe, agravada por el temor a una eventual contaminación química.
Pese a que el fuego en el almacén fue declarado el viernes "básicamente extinguido", las autoridades locales aseguraron que el espacio volvió a incendiarse ayer y que también se produjeron nuevas explosiones de menor intensidad, según la agencia oficial Xinhua.
Semejantes circunstancias dificultaban la tarea de un equipo de 70 soldados especialistas en materiales químicos que entraron al epicentro de las dos potentes explosiones ocurridas el miércoles casi de forma simultánea y que han causado hasta ahora más de cien muertos, unos 700 heridos y un número incierto de desaparecidos.
Los expertos proporcionaron el único momento de esperanza de la jornada cuando rescataron a 50 metros del centro de las explosiones a un sobreviviente de unos 50 años, aún consciente, quien fue inmediatamente trasladado a un hospital de la ciudad.
Aunque todavía no se ha confirmado qué produjo las explosiones, la hipótesis más contemplada es que se debieron al contacto de los productos químicos almacenados en los contenedores con agua empleada por los bomberos para apagar un incendio previo del terminal.
Uno de los componentes químicos podría ser cianuro de sodio, altamente tóxico, publicó el periódico Beijing News, si bien Gao Huaiyou, subdirector de seguridad laboral del gobierno de Tianjin, no quiso confirmar esa información en una rueda de prensa.
Además del cianuro de sodio, altamente tóxico e inflamable al contacto con agua, se estima que había almacenados otros químicos, como nitrato de amonio, nitrato de potasio y carburo de calcio.
Debido a las nuevas explosiones y al temor a una eventual contaminación química, las autoridades chinas ordenaron evacuar a las personas en un radio de tres kilómetros alrededor del epicentro de las explosiones, según Xinhua, que luego desmintió en su cuenta de Twitter que hubiese sido una orden gubernamental.
Ese vaivén informativo, así como la opacidad por parte de las autoridades y de la compañía propietaria de la terminal, Rui Hai International Logistics, que no ha ofrecido declaraciones, provocaron ayer la furia de algunos familiares de los bomberos desaparecidos tras el accidente.
Con al menos 21 bomberos entre fallecidos, parientes de los al menos 13 desaparecidos de ese cuerpo, la mayoría muy jóvenes (el viernes se rescató con vida a uno de 19 años), criticaron la desinformación oficial a las puertas del hotel Mayfair de Tianjin, donde las autoridades comparecen ante la prensa.
En medio de estas críticas y de las de miles de internautas chinos que piden en Weibo, el Twitter del país asiático, conocer la verdad de lo ocurrido, el régimen chino anunció el cierre o suspensión de más de 360 cuentas de redes sociales por divulgar rumores sobre las explosiones.
Bao Jingling, ingeniero jefe de la oficina medioambiental de Tianjin, afirmó ayer que la calidad del aire en la zona era entre buena y levemente contaminada, mientras la densidad de cianuro de sodio en el agua es dos veces superior a lo que se considera normal. La diseminación subterránea de cianuro de sodio, utilizado, por ejemplo, en la industria minera para extraer oro y plata o para la fumigación, es una de las principales preocupaciones, ya que su inhalación o ingestión puede resultar fatal al interferir con la capacidad del cuerpo para administrar el oxígeno.
70
soldados entraron ayer al epicentro de las dos potentes explosiones ocurridas el miércoles.
700
heridos, más de cien muertos y un número incierto de desaparecidos ha causado la tragedia en el norte de China.