Construir y cuidar la democracia
La crisis de credibilidad en las instituciones, o, más bien, en algunas personas que desempeñan variados altos cargos en la estructura nacional, debe ser uno de los desafíos más complejos de nuestra relativamente joven democracia.
A nivel macro, debe decirse que este es un fenómeno relativamente extendido en Occidente. La poca participación de la población en las elecciones y desafección ciudadana con la clase política es evidente y palpable en Estados Unidos y Europa, por ejemplo.
El Viejo Continente está en una situación más comprometida aún, considerando los problemas económicos, de desempleo y religiosos que han afectado a países como España, Francia y algunos nórdicos.
El mundo, más pequeño con el fenómeno de la globalización, está sumido en una situación tan compleja, como inédita, difícil cuando el cóctel que le acompaña se relaciona a una crisis de credibilidad y de las finanzas.
Allí hay experiencias que pueden servirnos. El surgimiento del régimen nazi tuvo como caldo de cultivo la crisis provocada por el descalabro alemán y la afrenta del Tratado de Versalles; la Venezuela de Chávez apareció tras una serie de gobiernos corruptos que terminaron cansando a esa población.
La destrucción de la democracia es lenta, pero si no se detiene es efectiva. El contrato social que implican las leyes, nos obligan a tener una actitud, tanto vigilante, como propositiva respecto a los asuntos que enfrentamos personas y sociedades.
Quedarse en la mera destrucción, o en los eslóganes puede ser un síntoma del desprestigio, pero también un infantilismo que poco aporta.
Chile ha construido un buen país, en el que hay muchas cosas por hacer y eso ha significado sacrificios enormes de varias generaciones que han peleado por hacer de Chile una mejor nación. Es cierto, vivimos momentos amargos, pero hay que levantarse y salir adelante, mirarse a la cara, corregir lo necesario y castigar a aquellos que traicionaron la confianza.
Cuidemos y cultivemos la democracia. Las dictaduras de izquierdas o derechas no pueden ser una opción y esas amenazas siempre están latentes.