La determinación del Tribunal de la Unión Europea, de acoger el 'derecho al olvido' por parte de usuarios del Viejo Continente, pone nuevamente en el análisis y en el debate la libertad de expresión, de información y el derecho a la protección de la intimidad de las personas.
'El derecho al olvido' en términos básicos, se refiere a la prerrogativa que tendrían las personas para exigir que desaparezcan de Internet aquellos datos e informaciones que pueden lesionar su imagen o perjudicarlas en algunos de sus derechos fundamentales, o que se encuentran caducos u obsoletos.
El caso es que muchos datos respecto a usuarios y personas que pueden considerarse 'obsoletos' o inconvenientes para algunas personas, pueden ser significativos para la sociedad, más cuando se trate de antecedentes relevantes para la sociedad y que tengan que ver con aspectos como moras, condenas por delitos de lesa humanidad, opiniones válidamente emitidas y otros similares en términos jurídicos, como también aquellos datos que tengan que ver, en general, con la actuación pública de un individuo.
En Chile, cerca del 95% del territorio nacional habitado cuenta con acceso a Internet, y junto con ello, a millones de antecedentes sobre personas en todo el mundo. Hoy, la red no discrimina y a través de buscadores como Google puede facilitar todo lo que técnicamente esté a la mano en términos de información personal, teniendo en cuenta, eso sí, que en la mayoría de los casos se trata de un buscador y no de un sitio que necesariamente aloje la información.
Pero más allá de las especificaciones técnicas, Google puso a disposición de los usuarios europeos un formulario para determinar qué datos que afectan su intimidad quieren que sean suprimidos de sus resultados de búsqueda. Mientras, queda planteado el debate, en una nueva dimensión, respecto a los líomites entre lo público y lo privado, ahora en un espacio virtual como es Internet, donde conceptos como el ciberbullying o el cibercrimen han abierto un nuevo campo que necesita atención especial y que sin duda, altera profundamente nuestro estilo de vida.