Atacama, y en particular Copiapó, no sólo enfrentan el agotamiento del acuífero, sino que además, un aumento en el consumo del recurso.
Mientras el Estado trabaja en fórmulas para enfrentar el problema, la población aún debe asumir culturalmente que vivimos en una zona donde la sequía se ha instalado.
El programa de gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, establece el tema hídrico como una de sus prioridades. Los últimos años, especialmente, han dejado en evidencia de la escasez del recurso no es un tema exclusivo de regiones como Antofagasta o Atacama, sino que ahora se entiende hacia el sur y ha sembrado especial incertidumbre en regiones como Coquimbo y Valparaíso.
Es por eso que a pocos días de su instalación, la Presidenta nombró el anunciado Delegado Presidencial para los Recursos Hídricos, quien tendrá como tarea el identificar y avanzar en soluciones a la falta de agua en el país. Esta realidad también está siendo asumida por el Gobierno Regional en Atacama, donde tanto el intendente Vargas junto a seremis como el de Obras Públicas, han manifestado entre los principales ejes de gestión el poder enfrentar la escasez hídrica que se ha instalado de manera definitiva en la zona.
El problema hídrico es un tema serio, más aún en las provincias de Copiapó y Chañaral, que se abastecen de lo que entrega principalmente sólo una cuenca, que es la de Copiapó. La empresa sanitaria Aguas Chañar ha realizado una serie de inversiones, apuntando a garantizar el abastecimiento, luego del progresivo agotamiento del acuífero subterráneo en el valle. Sin duda se trata de un enorme desafío, considerando el aumento de la población y el incremento también del consumo de agua potable en la zona, que en los últimos cuatro años se traduce en un 13%, aún cuando los pozos están bajando de nivel. Preocupa el hecho de que la población utilice el agua sin reconocer que habita en una zona árida y con una sequía estructural, con un uso que también ha aumentado: de 15 metros cúbicos promedio por familia en 2011, a 17 metros cúbicos en 2014.
Claramente el Estado está comenzando a intensificar su trabajo para enfrentar la realidad hídrica de la región. La formación de comisiones y la existencia de un Delegado presidencial para abordar el tema, hablan de aquello. Sin embargo, aún no existe una cultura propia en la población, que releve hoy el valor y el significado del agua, en una zona donde el recurso se agota. Ese es otra dimensión sobre la cual se debe trabajar.