Que viva Chile es la expresión más típica de estas fiestas. Una expresión empapada de alegría y orgullo de pertenecer a un pueblo que enfrenta desafíos imposibles con la grandeza de una sociedad desarrollada. Pero tras esa ella se esconde una pregunta. ¿Cuál es el Chile que queremos construir para que vivan las nuevas generaciones?
Queremos un Chile en el que ganemos juntos un futuro con más oportunidades, con más justicia y con más fraternidad. Un Chile participativo, inclusivo, tolerante, en el que la renovación se haga presente. Un destino posible para los que creemos en la gente y su talento.
Este 18 y 19 de septiembre serán días de celebración, en el que ojalá cada compatriota pueda disfrutar con sus seres queridos. Pero también será una oportunidad para la reflexión. Cuánta agua ha pasado debajo del puente desde la primera junta de gobierno hasta nuestros días. Un legado que nos invita a enfrentar el futuro con la unidad que los chilenos nos merecemos, y el respeto que dignifique el trabajo de quienes cimentaron el país en el que hoy tenemos el privilegio de vivir.
Hoy vivimos en un Chile que otea el horizonte con la convicción de nuestras enormes potencialidades, que no están exclusivamente en nuestros recursos naturales. Que retomó el camino del crecimiento, del empleo, de la lucha contra la desigualdad y la reducción de la pobreza. Que siembra cada día la esperanza de un futuro mejor.
Es cierto, también vivimos en un Chile que tiene diversas tareas pendientes y desafíos concretos para la clase media y los más vulnerables. Sin embargo, los esfuerzos de todos, y particularmente de este Gobierno, nos invitan a creer que sí es posible alcanzar un umbral que mejore la calidad de vida, no sólo de las futuras generaciones, sino de la actual generación del bicentenario.
Sembrar con decisión en nuestro país, abordando todos los temas con la responsabilidad necesaria, nos permitirá gritar con la convicción que exige un salto al desarrollo, que viva Chile.
Patricio Urquieta
Patricio Urquieta Abogado