"No quiero que ni un sólo centavo de mis impuestos financie un aborto"
50 AÑOS DE SACERDOCIO. La máxima autoridad eclesiástica de Copiapó se refirió a una serie de temas valóricos y la venida del Papa a Chile.
Con orgullo, Celestino Aós, obispo de Copiapó muestra un libro en donde están una serie de fotos del recuerdo de su vida.
El pasado 30 de marzo, justo en Viernes Santos, este religioso oriundo de Artaiz, España, cumplió 50 años de ser ordenado sacerdote por el monseñor Ignacio Larrañaga en Pamplona. Desde ese momento hasta hoy han pasado muchas cosas, como su estancia en Tudela y Zaragoza, para llegar en 1983 a Chile.
Tras pasos por Los Ángeles y Viña del Mar, en 2014 es designado por el Papa Francisco como obispo de Copiapó.
De trato amable, pero directo en sus respuestas, a los 72 años Celestino Aós tiene muy claro cuales son las directrices de su misión sacerdotal, opinando de temas tan relevantes en la actualidad como el aborto y la identidad de género.
¿Cómo evalúa estos 50 años de sacerdocio?
-La verdad es que vale la pena ser sacerdote, y ser sacerdote en estas circunstancias. Aunque al mirar el lapso de 50 años, ha cambiado tanto el mundo, la sociedad y también la iglesia. Las formas externas que daban seguridad han cambiado. Quizás esto ha llevado mucho al desconcierto, a tener que adaptarse, pero ha valido la pena. Me han tocado tareas y responsabilidades distintas, lo que hace replantearse las cosas que hay que vivir en el día a día y con proyección de futuro.
En la época que usted ingresó al sacerdocio, era común que muchos jóvenes decidieran seguir esta "carrera" dentro de la iglesia. Ahora la realidad es muy distinta. ¿Qué hizo disminuir las vocaciones sacerdotales según su opinión?
-Antes entrábamos más jóvenes, pero era lo que se vivía en la sociedad. Yo entré muy niño pero no es que al otro día te hacían sacerdote. Ahora los jóvenes tienen un abanico más grande, donde el ambiente religioso es más débil, donde cuesta más el compromiso y cuesta no "cambiarse de chaqueta". Lo vemos en el mundo político, lo vemos en el mundo deportivo o empresarial. Hoy a usted lo contratan en una empresa y mañana puede estar en otra. Esto lleva a muchos jóvenes a entusiasmarse pero al momento de estudiar se retiran. Yo creo que no van a faltar vocaciones que tendrán que discernir a qué se comprometen.
Visita papal
Hace unos meses estuvo el Papa Francisco en Chile, el primer Santo Padre que venía al país en 30 años. Pero a diferencia de lo que sucedió en 1987 con Juan Pablo II, esta visita se vio mediáticamente enfocada en los conflictos de la iglesia chilena, los recintos sin llenar. ¿Cambió mucho el Chile Católico en estas tres décadas?
-Espero que haya cambiado, porque las circunstancias son distintas. Cuando viene el Papa es igual que cuando uno tira una piedra en un lago, se van haciendo círculos. Hay gente que lo recibe con un espíritu de fe, mientras que otros van en una onda más externa pero lo ve como un líder religioso o referente moral, mientras que otros en un círculo más externo van por curiosidad. De toda la gente que hay, nosotros tenemos que entender que se da esta situación. Creo que antes de la venida del Papa había grupos que tenían mucho interés en que no viniera, y que su visita fracasara.
¿Eso explicaría la baja asistencia a algunos eventos, como el de Iquique?
-Estuve en Santiago, en el Parque O'Higgins y nadie me puede desmentir que el lugar estaba repleto con más de 400 mil personas. También estuve en Iquique y eso tendrá que ser evaluado. Ahí hubo errores básicos. Se eligió ese lugar por motivos de seguridad y para llegar ahí había que desplazarse bastante, pero no se pensó en la movilización de la gente y la que había era cara, además que dejaba un poco lejos. Hubo mucha gente que no pudo ir porque se creó un sistema de "terror" por estar en medio del desierto, que la deshidratación, que el calor.
¿También afectó que los fieles argentinos no llegaran?
-Es que no se sabía cuántos argentinos iban a venir. Yo estuve en Iquique con obispos argentinos y comentaron cómo se había visto el tema y cómo está la situación allá con el Papa. Entonces si prepara un espacio para 500 mil personas y aparecen 130 mil, que es lo que aproximadamente habían llegado, se ve un espacio vacío pero desde el altar se veía el lleno. Además, la impresión fue que hubo dos visitas. Una la de la gente que vibró con la presencia del Santo Padre y otra por parte de los medios y otros grupos que se preocupó se cosas marginales o tangenciales como fue la presencia del monseñor Barros. Se preocuparon más de perseguir a monseñor Barros que la presencia del Papa.
¿Pero la figura de monseñor Barros afectó negativamente a la visita del Papa?
-En los medios sí. Porque si le están mostrando constantemente a Monseñor Barros y están hablando de él en vez de dar el discurso del Papa, afecta. Pero al Papa no creo que le haya afectado, porque si hubiera visto que su presencia fue imprudente, lo habría dicho.
¿Cree que fue correcto que Juan Barros estuviera en estas actividades?
-Hay que ver qué implica o se quiere hacer ver que implique la figura de monseñor Barros. Él es el obispo de Osorno y si voy a Osorno no sé qué implica mi figura allá. Que es una personalidad discutida, lo es. Pero el Papa mismo dijo que nadie le ha presentado pruebas, que no era una cosa que él no la hubiera visto. Estamos en una sociedad chilena en donde hay un principio jurídico, se establece que la inocencia se presume hasta que se diga lo contrario, y si alguien lo acusa debe comprobar lo que dice. El Papa dijo que actuaba como juez, y si le traen pruebas …pero hasta ahora nadie le ha traído pruebas y yo le creo al Papa. Pero en la iglesia chilena era un problema que estaba ahí, y en vez de decir que lo vamos a solucionar luego, se quiso meter ahí.
¿Considera estas acusaciones de abuso sexual realizado por sacerdotes la gran mancha negra de la Iglesia Católica chilena en las últimas décadas?
-No sólo es la gran mancha negra, y no es la única que hay. La iglesia somos todos nosotros, cada uno de los cristianos es responsable de su propia santidad, por lo consiguiente de la santidad de la iglesia. Dentro del estamento de los religiosos, es evidente que han existido problemas y manchas de todo tipo. Este hecho de abuso de menores, siendo tan vulnerables y siendo encargados a la iglesia, tiene una gravedad muy grande que hoy es considerado en toda esa gravedad, por lo que me alegro que a la iglesia se le exija. También se requiere sensatez, porque se pone todo lo que ocurrió en un montón de años. Lo bueno es que a nivel mundial, la iglesia está reaccionando y está haciendo lo que ninguna otra institución ha hecho.
Aborto e identidad de género
¿Qué opina de la discusión que se ha generado en el país en torno al aborto en tres causales?
-La polarización en este tema existe, es evidente. Pero se habla del aborto en tres causales, menos mal que no se habla del aborto terapéutico, que es lo más retrógrado que hay. Hace años que no se habla del aborto terapéutico, matar a otro nunca es terapéutico. Lo que hay que reconocer la postura que uno tiene. La vida es sagrada o no es sagrada. ¿Yo soy dueño para quitarle la vida a otro? Yo me alegré cuando se suprimió en Chile la pena de muerte, pero me dio tristeza cuando se planteó que se pueden matar a ciertos individuos, lo que es el mismo argumento. ¿Qué importa si los niños fueron concebidos en un momento de placer o en uno en que su vida vale más o vale menos?¿La dignidad de esa persona consiste en que fue engendrado en una violación?. Cuando se abre la muerte de matar esas vidas, volvemos a lo mismo.
Por lo que se puede deducir que está en contra del aborto en tres causales...
-Es que no existe el aborto terapéutico. Y el de tres causales sigue siendo aborto, por tres causales, por quince o por lo que sea. Para mí, el principio de esa vida es sagrada y nadie tiene derecho a eliminarla directamente. Yo estoy, y lo digo claramente, a favor de la vida, y yo sé que hay mujeres que sufren mucho pero tenemos que ayudarlas. Además, yo no quiero que ni un solo centavo de mis impuestos vaya a financiar un aborto. Yo no estoy dispuesto para eso y como ciudadano tengo derecho a decirle al gobierno que no quiero eso.
¿Y cuál es su análisis sobre el tema de la identidad de género que tanta controversia ha causado en el último tiempo?
-Es un tema interesante porque yo no creo estar en otra galaxia, no he visto nacer a nadie con género. He visto que cuando una persona nace, lo hace con testículos y pene y es un varón, o nace con una vagina y es una hembra. No he visto que ningún mamífero nazca con género. Nacemos con un sexo biológico, generalmente la cultura ha ido marcando una serie de pautas en que se desenvuelve uno y otro sexo. Hay casos de cromosomía, pero son minoritarios. ¿Hay que hacer una ley para ellos?, no sé. Pero merecen respeto, porque toda vida es sagrada y merecen respeto. ¿Darle los mismos derechos?, los derechos por ser persona los tienen. Hay gente que nace con seis dedos, pero no creo que se deba hacer una ley especial para la gente que nace con seis dedos.
"Creo que antes de la venida del Papa habían grupos que tenían mucho interés en que no viniera, y que su visita fracasara"."
"Los derechos (de los transgéneros) por ser persona los tienen. Hay gente que nace con seis dedos, pero no creo que se deba hacer una ley especial para la gente que nace con seis dedos"."
"El Papa dijo que actuaba como juez, y si le traen pruebas …pero hasta ahora nadie le ha traído pruebas y yo le creo al Papa""
72 años tiene Celestino Aós Braco, nacido el 6 de abril de 1945 en Artaiz, España.
30 de marzo de 1968 fue ordenado sacerdote el actual obispo de Copiapó en una ceremonia presidida por monseñor Ignacio Larrañaga en Pamplona.