Javier Garay, productor de aceituna de mesa, hoy encontró un nuevo rumbo, la quínoa. La actividad agrícola se realiza en el campo ubicado en la zona de San Pedro, en Copiapó.
Una iniciativa, que se enmarca en el desarrollo del proyecto "Quínoa Atacameña: determinación y caracterización de genotipos de elite para incrementar el uso de quínoa en condiciones de restricción hídrica y salina" que realiza el Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA y que cuenta con financiamiento del Gobierno Regional.
Orígenes
La quínoa es un cultivo originario de los Andes Americanos, su historia lo indica como uno de los más antiguos de la zona andina con alrededor de 7000 años de uso, y donde Chile forma parte del centro de origen y diversificación de la especie.
Hoy se presenta una creciente demanda a nivel mundial por su consumo, ya que es considerado un alimento que posee componentes funcionales.
En esta línea, este cultivo se ha destacado por su balance de aminoácidos esenciales y su contenido de proteína. Sin embargo, con el avance de los estudios se han determinado otros compuestos funcionales que contribuyen a la salud humana como tocoferoles, vitaminas del complejo B, polifenoles y flavonoides, promotores de omega 3 y 6 (ácidos grasos saludables) y antioxidantes. Todos compuestos que participan en varios procesos relacionados al estrés oxidativo (a nivel celular), y que presentan protección cardiovascular, anti-alérgica, anti-inflamatoria, e incluso algunos con actividad anti-carcinogénica.
Es así que posee características de súper alimento, ya que otorga beneficios para personas celíacas, contiene bajo índice glucémico (ideal para diabéticos), controla los niveles de colesterol, tiene altos niveles de proteínas y excelente balance de aminoácidos esenciales, siendo una buena fuente de hierro de origen vegetal, por mencionar las características nutricionales más relevantes.
Quínoa en Atacama
Con estos antecedentes y considerando las condiciones favorables que presenta la región para su cultivo, la autoridad local decidió comenzar el desarrollo de este alimento.
La quínoa atacameña ingresó como un proyecto que buscaba entregar una nueva opción de cultivo para los agricultores del Valle de Copiapó y Huasco, buscando diversificar el sector agrícola, con nuevos cultivos para la zona, adaptables a las condiciones climáticas de la región principalmente a la baja disponibilidad del recurso hídrico.
Para desarrollar este trabajo el INIA, a través del proyecto financiado por el Gobierno Regional, seleccionó 96 genotipos diferentes provenientes de distintos rincones del país, con la finalidad de evaluar las semillas con mejores resultados acorde a la realidad de las condiciones presentes en Atacama. A través de esta investigación, se busca seleccionar genotipos de quínoa adaptables a las condiciones agroclimáticas, siendo el factor agua un elemento fundamental.
De esta manera, durante la ejecución del proyecto se realizaron diversas actividades como talleres y días de campo entre otras iniciativas. De esta manera, se presentó a los agricultores locales la opción de desarrollar el trabajo de este nuevo cultivo para la zona.
Javier Garay fue uno de esos agricultores que decidió poner sus manos en la quínoa. "Viendo una forma de diversificar el campo con otros cultivos me puse en contacto con el INIA y vi el proyecto sobre la quínoa, yo desconocía bastante el tema y me llamó la atención, porque creo que es uno de los cultivos que tiene mucho auge de aquí al futuro".
Trabajo en terreno
El agricultor se acercó hasta el ente gubernamental, con el fin de comenzar a trabajar en su predio con una parcela experimental de quínoa, que fue conducida por el INIA. Al mismo tiempo, el agricultor apostó por realizar su propia siembra del cultivo, bajo sus condiciones de manejo, trabajo que se ha desarrollado desde el año pasado y que ya arroja los primeros frutos tras su primera cosecha.
Esta experiencia incluyó 0,3 hectáreas, que fueron sembradas con quínoa en el predio. "Recibimos todo el apoyo desde el INIA en la parte investigativa técnica con su equipo de trabajo; cómo se debía sembrar, el riego que se necesitaba, manejo en control de plagas y enfermedades y fertilización" sostuvo Javier Garay, mientras que en paralelo se desarrollaron ensayos de riego y fertilización como parte del proyecto.
Tras el período de cultivo, y recién cosechada, la quínoa del Valle de San Pedro es trasladada hasta el Centro Experimental Huasco para comenzar con la trilla mecanizada, y obtener de manera limpia las semillas. "Estamos viendo que obtenemos un muy buen rendimiento, es lo que estábamos esperando, creo que vamos a sacar aproximadamente 800 kilos de 0,3 hectáreas. La alternativa es que si esto se desarrolla bien continuaremos con 7 hectáreas más de siembra a través de un proyecto Corfo. Queremos aumentar mucho más la superficie con quínoa y siendo atacameña, mejor todavía", comentó Garay.
El futuro de la iniciativa
El proyecto ya se encuentra en su etapa final, en donde se están realizando las cosechas de los ensayos.
En este punto Andrés Zurita, investigador del INIA Intihuasi y quien ha liderado esta iniciativa señaló que "queremos recoger los resultados que hemos obtenido, procesar la información para entregarla a la comunidad, a los productores y generar trabajos científicos. Tras procesar y presentar los resultados buscaremos presentar una segunda fase del proyecto, que incorpore el procesamiento y su transformación en diversos productos alimenticios. Estamos pensado no sólo generar grano, sino que también un encadenamiento productivo que involucre la generación de otros productos derivados y procesados a partir de la quínoa, y de esta manera aumentar las posibilidades de comercialización", detalló Zurita.
años de historia en la zona andina tiene este producto que se abre espacio en Atacama. 7.000
0,3 hectáreas son las utilizadas para el desarrollo de este nuevo cultivo en la región.